El precioso y sagrado colibrí

El Tercer Logos, el Archi hierofante

El precioso y sagrado colibrí fue para los tlamatinime , hombres sabios de Anáhuac y los del Mayab, el símbolo del Espíritu Santo que, como fuego sideral, fecunda el cáliz de la Creación.

De manera que lo concebían de igual modo que la paloma para los cristianos, el ibis para los egipcios o el cisne Kala-Hamsa para los antiguos pueblos de Oriente; símbolos todos de la fuerza sagrada del Tercer Logos.

En su idioma, los sabios nahuas le denominaron «Huitzilin o Huitzitzi-llin» asociándolo al gran Huitzilopochtli, dios principal de los aztecas y el dios de la Xochiyauyotl (la guerra florida o que hace florecer al corazón), es decir, la lucha interior.

El culto a «Huitzilopochtil», Mago-Colibrí, Colibrí del Sur o Colibrí Izquierdo, es muy antiguo y profundo. Significa la transformación del Alma, de la Papalotl divina (simbolizada por la mariposa), que por último se transformaba en el sagrado Colibrí.

El colibrí en mágico ritual, cual una danza cósmica maravillosa bebe el néctar de las flores, de igual modo, vemos que succiona el néctar de una hermosa xochitl o flor que se desprende de la mitra del

Quetzalcoatl en códice magliabechiano
Quetzalcoatl en códice magliabechiano
Quetzalcóatl barbado, que aparece en el códice Magliabechi. Las flores simbolizan las virtudes y poderes del Alma y si el archi-hierofante y mago, el Tercer Logos se alimenta de ellas, es que se revaloriza el Ser en su propia obra.

Su pico, cual rayo solar condensado, toma, absorbe, se alimenta directamente de las energías solares, del Logos, de ese manantial de dulce ambrosía, de esas aguas de vida que le ofrece Jesús, el Cristo a la Samaritana, prometiéndole que si bebe de esa ardiente agua, no tendrá sed jamás, pues su Espíritu será saciado y colmado. Y es que cuando nos conectamos con nuestro Cristo Intimo podemos, finalmente, ser uno con el Padre que está en secreto, pero primero debemos convertirnos en el delicado Colibrí.

¿Por qué una de sus traducciones es «Colibrí Izquierdo» refiriéndonse a Huitzilopochtli? Porque es el lugar de donde regresa el Sol en su ruta solar colocándonos de cara al Sur (lugar asignado al Tezcatlipoca Azul, como también se le reconoce a Huitzilopochtli) y dado que la mayoría de las piramides solares tienen su cara hacia Occidente y ellas son la representación del hombre, el Sur nos queda a la izquierda; lugar también más cercano al corazón donde debe nacer el Niño-Sol; con justa razón dice la sabiduría ritual antigua: «No esperéis nada del Oriente, sino del Poniente», es decir, «sin bajar no se puede subir», «sin la muerte no adviene lo nuevo».

Huitzilopochtli
Huitzilopochtli

El Colibrí es un símbolo por excelencia de la purificación, de lo bello, de lo delicado, se le relacionaba con Quetzalcóatl, como Sol Naciente, es decir, como Niño Sol que se representaba siempre con un pequeño Huitzitzillin.

Entre los mayas existe una hermosa leyenda que nos habla de este pájaro singular, en la que se describe al colibrí entre un hálito de misterio y se le atribuye ser el portador del pensamiento de los hombres: «Si te desean un bien o un mal, él lo transporta. Por eso, cuando lo veas volar cerca de ti, unas veces sentirás tranquilidad, como si te pusieran una flor en el pecho, en este caso, toma lo que te trae y como luz que arde en la luz, piensa en bien para los demás que él llevará tu deseo y luego vendrá a ti desde las almas de los demás. «Pero cuando al revolotear cerca de ti sientas una inquietud que te punza, como si te clavaran una espina en el corazón, no lo toques, pero defiéndete en pensar bien y en desear cosas buenas para todos.

«El Colibrí es el dardo que viene de las manos que no se ven y relumbra en la luz, como las miradas de los que desean en la oscuridad; por algo pasa por tu camino, puede ser por malo puede ser por bien, pero es tu corazón quien debe saberlo.

Sí, querido lector, vuestro corazón debe saberlo, y si al aparecer esta bella criatura en nuestro camino nos auto-observamos y la vemos con la profundidad de la conciencia, lo mismo que a nuestro centro emocional, descubriremos su mensaje. Desgraciadamente, por estos tiempos en los que, entre otras muchas cosas, ya hemos perdido hasta la capacidad de asombro, ya no somos capaces de apreciar la armonía y poesía de la Naturaleza, la armonía que desprende el Universo entero. Ya no se conmueve nuestro corazón con las maravillas de la Gran Madre Naturaleza

Por: César Owen / España
Bibl: Conferencias y Obras de Samael Aun Weor

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