Contenido
Introducción
VIII. Inadmisibles sacrificios rituales
IX. El Bafometo en el Código Da Vinci
X. Las moradas filosofales y el Bafometo
XI. El Bafometo según Eliphas Levi
XII. Simbolismo de la imagen del Bafometo
XIII. El diablo no es como lo pintan
XIV. Mefistófeles de Goethe y el Bafometo
Introducción
En la entrada anterior, se publicaron los primeros siete capítulos del tema: El misterio del Bafometo. Los capítulos abordados, fueron: Qué es el Bafometo, El Bafometo y el macho cabrío de Mendes, la Estrella flamígera, el macho cabrío en la Biblia, los cuernos resplandecientes de Moisés, El día sagrado de la expiación y, El chivo expiatorio.
En Gnosis Guatemala se tomó la decisión de publicar temas esenciales del Gnosticismo Universal. Algunos temas muchas veces se olvidan o se quedan perdidos en cualquier esquina de los pendientes del investigador inquieto. Algo así como le ocurre a “la piedra del rinconcito” que olvidaron los edificadores, al “misterio del Bafometo”, del cual los estudiantes gnósticos y los investigadores de las corrientes gnósticas deben estudiar cuidadosamente.
El trabajo que sigue a continuación, es un poco extenso y quizá por momentos requiera de una doble o tercera lectura. Incluye variadas y densas citas de diferentes autores que han abordado el tema o los temas concurrentes. Que motive el interés, la reflexión, el aprendizaje y, por supuesto el crecimiento interior, la auto gnosis y las más altas realizaciones.
VIII
Inadmisibles sacrificios rituales
Es innegable que el ritual de la Expiación transcrito del capítulo 16 del libro de Levítico, es difícil de comprender. En especial, en los tiempos actuales. Ha de considerarse inicialmente, el contexto histórico relacionado con ordenanzas dadas al pueblo hebreo hace siglos.
Por otro lado, requiere de un análisis profundo y a la luz de la Gnosis para dar una adecuada orientación.
En primer lugar, los mismos rabinos recomiendan que al hacer un estudio hermenéutico de la Torah, es conveniente tener en cuenta que “Cuatro son los caminos principales que conducen a la comprensión del texto bíblico:
El Peshat: Interpretación literal y objetiva del texto.
El Remez: Interpretación alegórica
El Derash: Interpretación casi libre y subjetiva
El Sod: Interpretación mística”
Además y como se lee en la Introducción General a la Torah: “Si bien el Tanaj es el libro que relata la historia del nacimiento del pueblo de Israel, de la entrega de la Torah de Israel y del afincamiento del mismo pueblo en la tierra de Israel, en definitiva, este libro no es más que la base de la religión de Israel. Sin el Talmud y sin la frondosa e inagotable exégesis bíblica, este Libro habría dejado de ser Torat Haim –La Torah de la vida.»
La anterior aclaración, se amplía notablemente al leer las explicaciones que da al respecto Samael Aun Weor, en la conferencia “El verdadero simbolismo de la Navidad”: “Realmente, no se podrían entender los cuatro Evangelios, si uno no estudia la Alquimia y la Cábala, porque son alquimistas y cabalistas; eso es obvio. Los judíos tienen tres libros sagrados. El primero es el cuerpo de la doctrina, es decir, La Biblia. El segundo es el alma de la doctrina: El Talmud, donde está, pues, el alma nacional judía y el tercero es el espíritu de la doctrina, El Zohar, donde está toda la Cábala de los rabinos. La Biblia, el cuerpo de la doctrina, está en clave. Si queremos nosotros estudiar La Biblia compaginando versículos, procedemos en forma ignorante, empírica y absurda”.
Ya más específicamente en relación con los sacrificios rituales de ganado otros animales o seres humanos, es importante aclarar que el Gnosticismo Universal no lo comparte. En las escuelas gnósticas este tipo de ceremonias son inadmisibles independientemente que se encuentren en diferentes pasajes del Antiguo Testamento o formen parte del culto de diferentes religiones o creencias ya sea antiguas o vigentes.
Ha de tomarse en cuenta que la Biblia ha sido modificada varias veces. Ya en párrafos precedentes, se hizo el análisis de una de las modificaciones que se hizo a la versión de san Jerónimo relativa a los cuernos resplandecientes de Moisés.
A modo de ejemplo, HPB en el tomo IV de La Doctrina Secreta afirma que: “desde la Teogonía órfica hasta el último arreglo del Pentateuco por Ezra, todas las escrituras antiguas, que en su origen han tomado sus hechos del Oriente, han estado sujetas a constantes alteraciones por amigos y enemigos, hasta que de la versión original sólo ha quedado el nombre, un cascarón muerto, del cual ha sido gradualmente eliminado el espíritu.
Esto sólo debiera indicar que ninguna de las obras religiosas hoy publicadas puede ser comprendida sin ayuda de la sabiduría arcaica, sobre cuyo primitivo cimiento fueron todas ellas construidas”.
Y en el tomo V, Blavatsky afirma que: “La Biblia hebrea ha sido siempre un libro esotérico, pero su significado oculto fue variando desde la época de Moisés. La historia de estas variaciones se conoce demasiado para que nos detengamos en ella, pues basta saber que el Pentateuco de hoy no es el original Las críticas de Erasmo y de Newton prueban que las Escrituras hebreas se habían perdido y vuelta a escribir hasta doce veces, antes de la época de Ezra; quien, según toda probabilidad, fue aquel mismo sacerdote caldeo del fuego y del Sol, llamado Azara, renegado, que ambicioso de mando y poderío, refundió a su manera los antiguos libros judíos perdidos”.
Respecto del asunto: Luis Bernardo Palacio-Acosta, cita la Predicación de Pedro y explica que: “En la transmisión la Torah no quedó íntegra y se le introdujeron errores muy graves que, aunque los compiladores atribuyeron a Moisés, no eran de Moisés. En «Kérigma Petri» o «Predicación de Pedro», el Apóstol Pedro declara que la Toráh de Moisés, «en la transmisión no quedó íntegra»: «La Ley es la Gnosis del Verdadero Profeta, la Ley Eterna, enseñada primero por Adam. Esta es idéntica con aquella de Moisés, que él mismo transmitió verbalmente a los Setenta Señores. Y así fue conservada sobre «La Cátedra de Moisés». Mas en la transmisión no quedó íntegra. Por eso fue necesario el envío del Verdadero Profeta…» («Kérigma Petri» -«Predicación de Pedro»- Libro Primero. Obra escrita en griego en el inicio del Siglo II de nuestra Era Cristiana.)
Asimismo, en la Epístola de Bernabé se lee lo siguiente: “En efecto, el Señor, por medio de todos sus profetas, nos ha manifestado que no tiene necesidad ni de sacrificios ni de holocaustos ni de ofrendas, diciendo en una ocasión:¿Qué se me da a mí de la muchedumbre de vuestros sacrificios?—dice el Señor—. Harto estoy de vuestros holocaustos y no quiero el sebo de vuestros corderos ni la sangre de los toros y machos cabríos, ni aun cuando vengáis a ser vistos de mí. Porque ¿quién requirió todo eso de vuestras manos? No quiero que volváis a pisar mi atrio. Si me trajereis la flor de la harina, es cosa vana; vuestro incienso es para mí abominación; vuestros novilunios y vuestros sábados no los soporto”.
La Epístola de Bernabé es un antiguo y breve tratado teológico del Cristianismo. Forma parte del Códice Sinaítico, que contiene la versión griega de la Biblia. Se estima que fue escrita entre los años 70 y 130 D. C. Se dice que el Patriarca gnóstico, Clemente de Alejandría fue quien le dio el nombre con el que se le conoce. Antiguamente entre varias comunidades cristianas, formó parte del Nuevo Testamento. Algunos estudiosos, como Josep Vives encuentran un carácter gnóstico a la Epístola, Vives afirma que: “El autor de la carta de Bernabé sólo admite prácticamente una interpretación alegórica y espiritual del Antiguo Testamento y esta interpretación es presentada como una gnosis o sabiduría particular, dada al cristianismo por la enseñanza de Jesús: se inicia así la tendencia hacia la alegoría y la gnosis cristiana, que se desarrollará en la escuela de Alejandría, y por ello se ha supuesto que este escrito pudiera proceder de los ambientes alejandrinos”.
Ampliando lo que se ha venido exponiendo acerca del sacrificio de animales y las adulteraciones al antiguo Testamento, el Kalki Avatar en la lección de Virgo de la obra titulada: Tratado de Astrología Hermética, explica que: “Sacrificar el ganado, las vacas, los toros, es un crimen horrible propio de estas gentes y de esta raza lunar.
En el mundo ha existido siempre dos razas en eterno conflicto la solar y la lunar. Abraham, Ia-Sac, Ia-Cab, Io-Sep, fueron siempre adoradores de la vaca sagrada, IO, o, de la diosa egipcia Is-Is; mientras que ya Moisés, o mejor dijéramos el reformador Esdras que alteró las enseñanzas de Moisés, exigen el sacrificio de la vaca y la ternera y que su sangre caiga sobre la cabeza de todos, especialmente de sus hijos. La vaca sagrada es el símbolo de la Madre Divina, Isis, a quien ningún mortal ha levantado el velo. Los dos veces nacidos forman la raza solar, el pueblo solar. La gente de la raza solar jamás asesinaría a una vaca sagrada. Los dos veces nacidos son hijos de la vaca sagrada. El Éxodo, capítulo XXIX, es pura y legítima magia negra. En dicho capítulo injustamente atribuido a Moisés, se describe minuciosamente la ceremonia ritual del sacrificio del ganado. La raza lunar odia mortalmente a la vaca sagrada. La raza solar adora la vaca sagrada”.
IX
El Bafometo en El Código Da Vinci
Con el propósito de clarificar plenamente el misterio del Bafometo, fue necesario un largo paréntesis y establecer profundas relaciones con el macho cabrío de Mendes. Asimismo se hizo un estudio más o menos extenso de la presencia del culto al macho cabrío en el Antiguo Testamento. Más adelante, se retomarán los escritos bíblicos para explicar con profundidad el significado del Bafometo. Por otro lado, es conveniente reconocer que la figura bafomética aparece múltiples veces en la actualidad, ya sea en la publicidad, grupos musicales, películas y diferentes expresiones culturales, generalmente asociadas al satanismo y a la magia negra. Por eso resulta pertinente estudiar el tema con detenimiento.
Para profundizar en el tema será conveniente destinar un espacio cómodo a lo escrito por diferentes autores acerca del Bafometo. Se partirá de un texto destinado al gran público, para llegar a textos más densos y llenos de simbolismo. Es así como en la novela comercial, es oportuno citar a Dan Brown, quien en El Código Da Vinci, divulgó ampliamente párrafos seleccionados de dos Evangelios Gnósticos, El Evangelio de María Magdalena y el Evangelio de Felipe. Brown en dicha obra aborda el tema del Bafometo. Pone en labios de Teabing y Langdon las siguientes interpretaciones al culto Templario del Bafometo:
“Especialmente, la Iglesia acusaba a los templarios de celebrar en secreto ritos en los que veneraban una cabeza de piedra… el dios pagano…”
“—¡Baphomet! —soltó Teabing—. Dios mío, Robert, tienes razón. «Lápida por templarios venerada». En pocas palabras, Langdon le explicó a Sophie que Baphomet era un dios pagano de la fertilidad asociado a la fuerza creativa de la reproducción. La cabeza de Baphomet era representada por un carnero o una cabra, un símbolo frecuente de procreación y fecundidad. Los templarios veneraban a Baphomet situándose alrededor de una réplica en piedra de su cabeza y recitando oraciones”.
“—Baphomet —repitió Teabing entre risas ahogadas—. La ceremonia celebraba la magia creativa de la unión sexual, pero el papa Clemente convenció a todo el mundo de que la cabeza del dios pagano era en realidad la representación del demonio. El Papa hizo de esa cabeza la piedra de toque de toda la causa contra los templarios. Langdon asintió. La creencia moderna en ese demonio con cuernos conocido como Satán tenía su origen en Baphomet y en los intentos de la Iglesia para convertir al cornudo dios de la fertilidad en el símbolo del mal. Estaba claro que Roma se había salido con la suya, aunque no del todo. En las mesas estadounidenses tradicionales, durante la celebración del día de Acción de Gracias, aún se veían símbolos paganos de la fertilidad, con sus respectivos cuernos. La «cornucopia» o «cuerno de la abundancia» era un homenaje a la fertilidad de Baphomet y tenía su origen en el mito de Zeus amamantado por una cabra a la que se le rompía un cuerno que, milagrosamente, rebosaba frutas…”
X
Las moradas filosofales y el Bafometo
En relación con el Bafometo, Fulcanelli en su obra: “Las moradas filosofales” explica que es: “la imagen sintética en la que los iniciados del Templo habían agrupado todos los elementos de la alta ciencia y de la tradición. Figura compleja, en verdad, con apariencia simple, figura parlante, cargada de enseñanzas, pese a su estética ruda y primitiva».
«Si se encuentra en ellas en primer lugar la fusión mística de las naturalezas de la obra que simbolizan los cuernos del creciente lunar colocados sobre la cabeza solar, no se sorprende uno menos de la expresión extraña, reflejo de un ardor devorador que desprende este rostro inhumano, espectro del Juicio Final. Incluso hasta la barba, jeroglífico del haz luminoso e ígneo proyectado hacia la Tierra, no se justifica el conocimiento exacto que poseía el sabio acerca de nuestro destino…”
“Esta imagen sobre la cual no se posee más que vagas indicaciones o simples hipótesis, jamás fue un ídolo, como algunos lo han creído, sino tan solo un emblema completo de las tradiciones secretas de la Orden empleado sobre todo exteriormente como paradigma esotérico, sello de caballería y signo de reconocimiento. Se reproducía en las joyas, así como en el frontón de las residencias de los comendadores y en el tímpano de las capillas templarias. Se componía de un triángulo isósceles con el vértice dirigido hacia abajo, jeroglífico del agua, primer elemento creado, según Tales de Mileto, que sostenía que «Dios es ese Espíritu que ha formado todas las cosas del agua». Un segundo triángulo semejante, invertido con relación al primero, pero más pequeño, se inscribía en el centro y parecía ocupar el espacio reservado a la nariz en el rostro humano. Simbolizaba el fuego y, más concretamente, el fuego contenido en el agua o la chispa divina, el alma encarnada, la vida infusa en la materia”.
“En la base invertida del gran triángulo de agua se apoyaba un signo gráfico semejante a la letra H de los latinos o a la hta (ηά) de los griegos pero más ancha y cuyo vástago central cortaba un círculo en la mitad. En estenografía hermética, este signo indica el Espíritu universal, el Espíritu creador, Dios. En el interior del gran triángulo, un poco por encima y a cada lado del triángulo de fuego, se veía, a la izquierda, el círculo lunar con el creciente inscrito y, a la derecha, el círculo solar de centro aparente. Estos círculos se hallaban dispuestos a la manera de los ojos. Finalmente, solada a la base del triángulo interno, la cruz rematando el globo completaba así el doble jeroglífico del azufre, principio activo, asociado al mercurio principio pasivo y disolvente de todos los metales. A menudo, un segmento más o menos largo, situado en la cúspide del triángulo, aparecía cruzado de líneas de tendencia vertical en la que el profano no reconocía en absoluto la expresión de la radiación luminosa, sino una especie de barbichuela. Así presentado, el bafomet afectaba una forma animal grosera, imprecisa y de identificación problemática”.
“Eso explicaría, sin duda, la diversidad de las descripciones que de él se han hecho, y en las cuales se ve el bafomet como una cabeza de muerto aureolada o como un bucráneo, a veces como una cabeza de Hapi egipcio de buco y, mejor aún, el rostro horripilante ¡de Satán en persona! Simples impresiones, muy alejadas de la realidad, pero imágenes tan poco ortodoxas que, por desgracia, han contribuido a lanzar sobre los sabios caballeros del Templo la acusación de satanismo y brujería, que se convirtió en una de las bases de su proceso y en uno de los motivos de su condena”.
“Acabamos de ver lo que era el bafomet. Debemos ahora tratar de desprender de él el sentido escondido tras esta denominación. En la expresión hermética pura, correspondiente al trabajo de la Obra, bafomet procede de las raíces griegas Bafeuç, tintorero, y mhV; en lugar de mhn, la luna, a menos que se quiera relacionar con metroç, genitivo metroç, madre o matriz, lo que vuelve al mismo sentido lunar, ya que la Luna es, en verdad, la madre o matriz mercurial que recibe la tintura o semilla del azufre que representa al macho, al tintorero, Bafeuç, en la generación metálica. Bafh tiene el sentido de inmersión y de tintura. Y puede decirse, sin divulgar demasiado, que el azufre, padre y tintorero de la piedra, fecunda a la luna mercurial por inmersión, lo que nos lleva al bautismo simbólico de Meté expresado una vez más por la palabra bafomet. Este aparece claramente, pues, como el jeroglífico completo de la ciencia, figurada en otra parte en la personalidad del dios Pan, imagen mítica de la Naturaleza en plena actividad”.
“La palabra latina Bapheus, tintorero, y el verbo meto, cosechar, recolectar, segar, señalan, asimismo, esta virtud especial que posee el mercurio o luna de los sabios para captar, a medida de su emisión, y ello durante la inmersión o el baño del rey, la tintura que abandona y que la madre conservará en su seno durante el tiempo requerido. Tal es el Graal, que contiene el vino eucarístico, licor de fuego espiritual, licor vegetativo, vivo y vivificante introducido en las cosas materiales”.
“En cuanto al origen de la Orden, su filiación, conocimientos y creencias de los templarios, no podemos hacer nada mejor que citar textualmente un fragmento del estudio que Pierre Dujols, el erudito y sabio filósofo, consagra a los hermanos caballeros en su Bibliographie générale des Sciences occultes 40. «Los hermanos del Templo -dice el autor, y ya no sería posible contradecirle- estuvieron en verdad afiliados al maniqueísmo. Por lo demás, la tesis del barón de Hammer es conforme a esta opinión. Para él, los sectarios de Mardeck, los ismailíes, los albigenses, los templarios, los masones, los iluminados, etc., son tributarios de una misma tradición secreta emanada de aquella Casa de la Sabiduría (Dar el hickmet) fundada en El Cairo hacia el siglo XI por Hakem”.
“El académico alemán Nicolai llega a una conclusión análoga y añade que el famoso bafomet, que hace derivar del griego Bafomhto era un símbolo pitagórico. No nos ocuparemos de las opiniones divergentes de Anton, Herder, Munter, etc., pero nos detendremos un instante en la etimología de la palabra bafomet. La idea de Nicolai es aceptable si se admite, con Hammer, esta ligera variante: Bafh Mhteoç, que podría traducirse por bautismo de Meté. Se ha encontrado, precisamente, un rito de este nombre entre los ofitas. En efecto, Meté era una divinidad andrógina que figuraba la Natura naturante. Proclo dice textualmente que Metis, llamada también Epicarpaioç o Natura germinans, era el dios hermafrodita de los adoradores de la serpiente”.
“Se sabe también que los helenos designaban con la palabra Metis a la Prudencia venerada como esposa de Júpiter. En suma, esta discusión filológica evidencia de manera indiscutible que el Bafomet era la expresión pagana de Pan. Pues, al igual que los templarios, los ofitas practicaban dos bautismos: uno, el del agua o exotérico; el otro, esotérico, el del espíritu o del fuego. Este último se llamaba el bautismo de Meté. San Justino y san Ireneo lo llaman la iluminación. Es el bautismo de la luz de los masones. Esta purificación -la palabra es aquí verdaderamente tópica- se encuentra indicada en uno de los ídolos gnósticos descubiertos por De Hammer, quien ha publicado su dibujo. Sostiene en su regazo -advertid bien el gesto: habla- una bacinilla llena de fuego. Este hecho, que habría debido sorprender al sabio teutón, y con él a todos los simbolistas, no parece haberles llamado la, atención”.
“Sin embargo, el famoso mito del Graal tiene su origen en esta alegoría. Justamente, el erudito barón diserta con abundancia acerca de ese recipiente misterioso cuyo exacto significado aún se busca. Nadie ignora que, en la antigua leyenda germánica, Titurel eleva un templo al Santo Graal en Montsalvat, y confía su custodia a doce caballeros templarios”.
“Otros autores relacionan el origen del término Bafometo, con la mitología clásica y el Vellocino de oro, así como con las palabras baphé (baptísmo) meteos (iniciación). El estudioso Gerad de Séde dice que Bapheus meté vem equivale a «pintor de luna», es decir, se refiere a los que pueden transformar la plata en oro. Y esto lleva nuevamente a la Alquimia y al trabajo de transmutación de los metales groseros en metales viles, hasta realizar la Gran Obra. Hay quienes, sostienen que el nombre deriva de la palabra Bfmaat, que significa: “el abridor de la puerta”; es decir, la puerta de la iniciación, de las grandes realizaciones”.
XI
El Bafometo según Eliphas Levi
En diferentes referencias acerca del Bafometo, se dice que el ocultista francés del siglo XIX: Alphonse Louis Constant, el abate Constant, más conocido como: Eliphas Levi develó el secreto del nombre al invertir sus letras. Así, en su obra: Dogma y ritual de la alta magia, Segunda parte: “El Ritual”, capítulo XV, titulado: “El sabbat de los hechiceros”, se lee lo siguiente:
“El Baphomet de los templarios, es un nombre que debe leerse cabalísticamente, en sentido inverso, y está compuesto de tres abreviaturas: TEM OHP AB, Templi omnium hominum pacis abbas, el padre del templo, paz universal de los hombres; el Baphomet era, según unos, una cabeza monstruosa; según otros, un demonio en forma de macho cabrío. Últimamente fue desenterrado un cofre esculpido de las ruinas de un antiguo templo, y los anticuarios observaron en él una figura baphomética, conforme en cuanto a los atributos, a nuestro macho cabrío de Mendés y a la andrógina de Khunrath. Esta figura es barbuda, con cuerpo entero de mujer; tiene en una mano el sol y en otra la luna, atados a unas cadenas”.
“Es una hermosa alegoría que esa cabeza viril atribuya solo al pensamiento el principio iniciador y creador. La cabeza aquí, representa el espíritu, y el cuerpo de mujer, la materia. Los astros encadenados a la forma humana y dirigidos por esa naturaleza, en la que la inteligencia es la cabeza, ofrecen también una hermosa alegoría. El signo en su conjunto, no ha dejado de ser considerado obsceno y diabólico por los sabios que lo examinaron”.
En la Introducción, de la obra: Dogma y ritual de la Alta magia, de Eliphas Levi, se lee: “Esta fuerza era conocida por los antiguos, y consiste en agente universal cuya ley suprema es el equilibrio y cuya dirección tiende inmediatamente al gran arcano de la magia trascendental. Por medio de la dirección de ese agente, se puede cambiar el orden de las estaciones; producir en la noche fenómenos inherentes al día; corresponder en un instante de uno a otro confín del mundo; ver, como Apolonio, lo que ocurría al otro extremo de la Tierra; dará la palabra un éxito y una repercusión universal. Este agente, que apenas se revela ante el tacto de los discípulos de Mesmer, es precisamente lo que los adeptos de la Edad Media llamaban la materia primera de la gran obra. Los gnósticos hacían ígneo el cuerpo del Espíritu Santo, ya él era a quien adoraban en los sitios secretos del sabbat o del templo, bajo la jeroglífica figura del Baphomet o del macho cabrío del Andrógino de Mendes”.
Más adelante, en el capítulo XIX titulado: “La piedra de los filósofos Elagabala vocatio solaurum de la Primera Parte: “El Dogma”, de la obra citada, Levi explica: “Los ignorantes que han desviado el cristianismo de su camino, sustituyendo a la ciencia por la fe, a la experiencia por el sueño, a la realidad por lo fantástico; los inquisidores que, durante siglos y siglos declararon a la magia una guerra de exterminio, sólo lograron cubrir de tinieblas los descubrimientos del espíritu humano, de tal modo, que hoy marchamos tanteando para volver a encontrar la clave de los fenómenos de la naturaleza. Ahora bien, todos los fenómenos naturales dependen de una sola e inmutable ley, representada por la piedra filosofal y, especialmente, por su forma simbólica, que es el cubo. Esta ley, manifestada en la Cábala por el cuaternario, había suministrado a los hebreos todos los misterios de su tetragrama divino. Puede, por tanto, decirse, que la piedra filosofal es cuadrada en todos sentidos, como la Jerusalén celeste de San Juan, y que en un lado llevan escrito el nombre de dmly y en otro el de Dios; sobre una de sus caras, el de Adán, y sobre la otra el de Eva, y después los de azoe e INRI, sobre los otros dos lados”.
“A la cabeza de una traducción francesa de un libro del Sr. de Nuisement, acerca de la sal filosófica, se ve el espíritu de la tierra de pie sobre un cubo, que recorren lenguas de fuego; tiene por falo un caduceo, y el sol y la luna sobre el pecho, a la derecha y a la izquierda; es barbudo, está coronado y tiene un cetro en la mano. Es el ázoe de los sabios sobre pedestal de sal y de azufre. Se coloca a veces a esta imagen la cabeza simbólica del macho cabrío de Mendes; es el Baphomet de los templarios, el macho cabrío del sabbat y el verbo creador de los gnósticos; imágenes extrañas que sirvieron de espantajos al vulgo, después de haber servido de meditaciones a los sabios; jeroglíficos inocentes del pensamiento y de la fe, que también sirvieron de pretexto a los furores de las persecuciones. ¡Cuán desdichados son los hombres en su ignorancia, pero cuánto se desprecian a sí mismos si llegan a conocerla!”
Finalmente, en el capítulo VI y que se titula: “El médium y el mediador”, de la Segunda parte: “El Ritual”, Levi declara: “Declaremos aquí, sin rodeos, que el gran agente mágico, la doble -corriente de luz, el fuego vivo y astral de la tierra, ha sido figurado por la serpiente con la cabeza de toro, de macho cabrío o de perro en las antiguas teogonías. Es la doble serpiente del caduceo; es la antigua serpiente del Génesis; pero es también la serpiente de cobre de Moisés, entrelazada en la tau, es decir, en el lingam generador; es también el macho cabrío del Sabbat y el Baphomet de los templarios; es el Hylé de los gnósticos; es la doble cola de serpiente que forma las patas del gallo solar de Abraxas; es en fin, el diablo de Eudes de Mirville, y es, realmente, la fuerza ciega que las almas van a vencer para libertarse de las cadenas de la tierra; porque si su voluntad no las destaca de esa fatal imantación, serán absorbidas en la corriente por la fuerza que les ha producido y volverán al fuego central y eterno”. (Cap 6 El Medium y el mediador. Pag 181).
XII
Simbolismo de la imagen del Bafometo
Ya se ha descrito anteriormente, que el Bafometo, generalmente se representa mediante la figura de un diablo con cara de macho cabrío. Se halla sentado en un trono o sobre la piedra cúbica y con una antorcha encendida entre los cuernos. En ocasiones, su cabeza está moldeada con distintos metales: cobre, plata y oro. La imagen tiene rasgos andróginos: senos de mujer y y genitales masculinos. Sus brazos no son iguales: un brazo es de varón y otro de hembra. Una mano con la palma hacia arriba, señala hacia la luna blanca y la otra mano, con la palma hacia abajo, señala hacia la luna negra. Cada brazo tenía las palabras alquimistas: solve et coagula. El bajo vientre está velado y el falo está representado por la vara de Hermes o caduceo de Mercurio. Si corresponde al Bafometo de la magia blanca, invariablemente tiene en la frente el signo del pentagrama esotérico (la estrella micro cósmica) en posición vertical, es decir, con una punta hacia arriba.
La estrella de cinco puntas sobre el entrecejo del Bafometo es el ojo de Brahma, es la imaginación creadora, la capacidad de ver el ultra de las cosas por parte de los clarividentes. La estrella flamígera representa al hombre auténtico, al que se ha fusionado con su Ser o Espíritu, con su dios interno, el «Íntimo». “Cuando el alma se fusiona con el Intimo, brilla la estrella de cinco puntas sobre su frente”. La unión con el Íntimo solo se consigue mediante la alquimia sexual, la sexo yoga sin fornicación, grandes méritos del corazón y el ascenso de Kundalini. La figura representa a un Baphomet sentado sobre el mundo, el dios de la Creación. La posición derecha o vertical del pentagrama simboliza el triunfo del espíritu sobre la materia; Si la pentalfa estuviera colocada en posición inversa, simbolizaría al satán. El pentagrama de Baphomet aparece en su estado derecho, porque su figura es divina e iniciática, no material como es el caso de Satanás. De hecho, las sectas satánicas actuales y la magia negra, utilizan el pentagrama invertido.
La antorcha que lleva entre los cuernos, simboliza la Luz divina, que es llevada por aquél que porta la Luz a la humanidad. Baphomet es, por tanto, según la simbología, el dios que porta la Luz. Como afirma Louis Charpentier, la antorcha representa la inteligencia, la luz mágica, el equilibrio universal que lleva entre los cuernos, puede ser el espíritu elevado por encima de la materia pero sujeto a sí misma. Lleva también un caduceo en el cielo.
La piedra bruta corresponde a la piedra filosofal sin cincelar. Simboliza al alquimista y al futuro iniciado en estado bruto, al neófito o aprendiz. El cubo de seis caras (cuadrados) simboliza al iniciado en estado elevado, al compañero. El cuadrado, que se relaciona con el cubo, es el símbolo del mundo y la Naturaleza, los cuatro elementos, las cuatro estaciones, los cuatro puntos cardinales y los cuatro colores de la Alquimia. También es posible relacionar la simbología de Baphomet con los siete principios herméticos. En él se encuentra el nombre de dios en hebreo, YHVH. No debe confundirse a las cuatro letras hebreas con Yahveh o Yahweh, quien es el líder de los magos negros.
La figura del Bafometo encierra el secreto de la magia sexual sin fornicación, es decir, del tantrismo blanco. Cuando el iniciado culmina la iniciación mediante el tantra y la Cábala, se transforma en el andrógino divino, en el andrógino alquímico, en el propio dios, descubriendo que puede transformar su realidad y toda la realidad que lo envuelve. Es entonces cuando ha superado todas las fases de la alquimia: la fase negra, la blanca y la amarilla; hasta llegar a la última fase de la Gran Obra. Es el momento en el que tiene el derecho de ingresar a la tierra del color rojo, el final de la Gran Obra. Se puede decir que es entonces cuando, gracias a Baphomet y al ascenso iniciático correspondiente con el ascenso de Kundalini, vértebra por vértebra, cañón por cañón en las grandes iniciaciones del fuego y de la luz; ha descubierto su poder real. Y es que sin Baphomet la iniciación no puede ser completada, porque falta el conocimiento (la Gnosis), la luz y el camino iniciático que exalta al hombre a su condición de dios, al Homo Est Deus, como se lee en las Sagradas Escrituras: “Ustedes son dioses” (Salmos 82:6)
Finalmente, en el capítulo XV, titulado: El Sabbat de los hechiceros, correspondiente a la Segunda parte: El ritual; de la obra: Dogma y ritual de la alta magia, Eliphas Levi, explica lo siguiente:: “El macho cabrío que está representado en el frontispicio de esta obra y aquí reproducimos, lleva sobre la frente el signo del pentagrama, con la punta hacia arriba, lo que basta para considerarle como símbolo de luz; hace con ambas manos el signo del ocultismo y muestra en alto la luna blanca de Chesed y en bajo la luna negra deGeburah”.
“Este signo expresa el perfecto acuerdo de la misericordia con la justicia. Uno de sus brazos es femenino y el otro masculino, como en el andrógino de Khunrath, atributos que hemos debido reunir con los de nuestro macho cabrío, puesto que es un solo símbolo. La antorcha de la inteligencia, que resplandece entre sus cuernos, es la luz mágica del equilibrio universal; es también la figura del alma elevada por encima de la materia, aunque teniendo la materia misma, como la antorcha tiene la llama. La repugnante cabeza del animal manifiesta el horror al pecado, cuyo agente material, único responsable, es el que debe llevar por siempre la pena; porque el alma es impasible en su naturaleza, y no llega a sufrir más que cuando se materializa. El caduceo que tienen en vez de órgano generador, representa la vida eterna; el vientre, cubierto de escamas, es el agua; el círculo, que está encima, es la atmósfera; las plumas que vienen de seguida, son el emblema de lo volátil; luego la humanidad está representada por los dos senos y los brazos andróginos de esa esfinge de las ciencias ocultas”.
“He aquí disipadas las tinieblas del santuario infernal; he aquí la esfinge de los terrores de la edad media, adivinada y precipitada de su trono; ¿quomodo cecidisti, Lucifer? El terrible Baphomet no es ya, como todos los ídolos monstruosos, enigma de la ciencia antigua y de sus sueños, sino un jeroglífico inocente y aun piadoso. ¿Cómo podría el hombre adorar a la bestia, cuando ejerce sobre ella un soberano imperio? Digamos en honor de la humanidad, que jamás ha adorado a los perros y a los machos cabríos, más que a los corderos y a los pichones. El punto a jeroglíficos, ¿por qué no un macho cabrío lo mismo que un cordero?”
XIII
El Diablo no es como lo pintan
En los estudios gnósticos, se explica profundamente, que: “el diablo no es como lo pintan.” Giovanni Papini en la sección titulada: “A manera de Introducción” de su obra: El Diablo, afirma que: “Los teólogos de todas las épocas, apenas se han ocupado de él como si se avergonzaran de creer en su «presencia real» o tuvieran miedo de observar su fisonomía o penetrar en su esencia. Los Padres de la Iglesia y los escolásticos hablan mucho de él y le han consagrado tratados enteros a fin de comprenderlo. Sin embargo, hoy, sus tímidos sucesores se limitan a hablar de él, cuando se refieren a los ángeles y al pecado original, sus palabras están marcadas casi por el escrúpulo y pudor, como si temieran escandalizar a los «espíritus libres» que han expulsado de la «buena sociedad» de la inteligencia las supersticiones medievales”
En el imaginario popular, el Diablo es un término polisémico. Las gentes creen muchas cosas distintas acerca de qué es o quién es él. Papini mismo, ha propuesto el término “Diabología” y lo diferencia de otro concepto, aparentemente semejante: “Demonología”, que se ocupa más ”de los servidores infernales y terrestres del Diablo que de él mismo”.
Efectivamente, los estudios gnósticos distinguen plenamente entre el Diablo y los habitantes de los infiernos, incluidos los demonios, así como de los hechiceros, los miembros de sectas satánicas o los magos negros. En esta diferenciación se incluyen “los elementarios”, entre ellos los íncubos o súbcubos ampliamente estudiados por Paracelso, Charles Waldemar y Franz de Hartmann, entre otros grandes investigadores de tales entidades. Incluso se debe diferenciar al Diablo, del Ego o yo pluralizado, de “los elementos indeseables de nuestra conducta”.
Dentro de esta categoría ajena estrictamente al concepto de Diablo, tal como se entiende en el Gnosticismo Universal, se encuentra los relatos bíblicos de la guerra en los cielos, tal como se lee a continuación: “Después hubo una gran batalla en el cielo: Miguel y sus ángeles luchaban contra el dragón; y luchaban el dragón y sus ángeles; pero no prevalecieron, ni se halló ya lugar para ellos en el cielo. Y fue lanzado fuera el gran dragón, la serpiente antigua, que se llama diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero, fue arrojado a la tierra, y sus ángeles fueron arrojados con él”. (Ap 12:7-9). “Pero cuando el arcángel Miguel contendía con el diablo, disputando con él por el cuerpo de Moisés, no se atrevía a proferir juicio de maldición contra él, sino que dijo: El Señor te reprenda”. (Jud 9).
El Verbo de Dios explica en su obra: “La revolución de Bel” que dicha batalla ocurrió en La Arcadia, en la época de Saturno, en los albores de la humanidad, mucho antes de que existiera la mítica Atlántida. Por esa época, los planos superiores de conciencia estaban densamente poblados por magos negros y fue necesario expulsarlos de esas inefables regiones. Entre los jerarcas de la logia negra que fueron arrojados de esas regiones inefables, se encontraban Luzbel, Arimán y Lucifer. Explica además el Buda Maitreya que “Todos esos millones de demonios quedaron en el ambiente de nuestra Tierra y se dedicaron a encaminar las almas humanas por el sendero negro”. Más adelante explica el Buda Maitreya que: “Todos los magos negros establecieron en nuestra tierra sus templos, logias, aulas, cultos, etc. Y se entregaron a desarrollar sus planes, de acuerdo con las órdenes supremas de Yahvé. Ellos fueron los responsables del fracaso de nuestra presente evolución humana, pues es una terrible realidad que la evolución humana fracasó”.
En el esoterismo gnóstico se explica que Yahvé es el polo contrario del Cristo. Yahvé, es el tenebroso líder de la magia negra, el mismísimo demonio que tentó al Señor. Y no debe confundirse con el nombre oculto de Dios YHVH.
Además, en las escuelas gnósticas, se enseña que en 1950 hubo una segunda batalla en los cielos para que se cumplieran las Escrituras: “Y la bestia fue apresada y con ella el falso profeta que había hecho delante de ella las señales con las cuales había engañado a los que recibieron la marca de la bestia, y habían adorado su imagen. Estos dos fueron lanzados vivos dentro de un lago de fuego que arde con azufre” (Ap 19:20)
“Vi a un ángel que descendía del cielo, con la llave del abismo, y una gran cadena en la mano. Y prendió al dragón, la serpiente antigua, que es el diablo y Satanás, y lo ató por mil años; y lo arrojó al abismo y lo encerró, y puso su sello sobre él, para que no engañase más a las naciones, hasta que fuesen cumplidos mil años; y después de esto debe ser desatado por un poco de tiempo”. (Ap 20:1-3)
XIV
Mefistófeles de Goethe y el Bafometo
En el Antiguo Testamento, en el libro de Isaías 14:12, se lee: “¡Cómo caíste del cielo, oh Lucero, hijo de la mañana! Cortado fuiste por tierra, tú que debilitabas a las naciones. 13 Tú que decías en tu corazón: Subiré al cielo; en lo alto, junto a las estrellas de Dios, levantaré mi trono, y en el monte del testimonio me sentaré, a los lados del norte; 14 sobre las alturas de las nubes subiré, y seré semejante al Altísimo. 15 Mas tú derribado eres hasta el Seol, a los lados del abismo”.
A lo largo de siglos, las múltiples y diferentes escuelas esotéricas han rendido culto al “Dios de la luz. Además de asociarlo con el Bafometo, este dios, ha sido relacionado con el diablo, Lucifer, Prometeo, entre otros. En esos cultos, Lucifer-Prometeo es el “¡El Portador de la Luz! Ha de recordarse que Lucifer significa “el que trae la luz”. Mucho se ha dicho que el Diablo es el que juega el papel de tentador, quien lanza el fuego de la tentación a las humanas criaturas. Con razón exclama el iniciado: “La tentación es fuego y el triunfo sobre la tentación es luz”. Es también, por ese motivo que Goethe en su monumental obra: “Fausto”, coloca en labios de Mefistófeles y El Señor el siguiente diálogo:
Mefistófeles:
“Francamente,
hallo hoy el mundo tan malo cual pareciome otras veces.
Compasión me dan, no envidia,
los hombres y las mujeres,
ya tentar me repugna,
Señor, a esa pobre gente”.
El Señor:
¿Conoces a Fausto?
Mefistófeles:
¿A Fausto el Doctor?
El Señor:
¡Mi Siervo!
Mefistófeles:
¡Ese!
¡Pues me place la manera
como os sirve el tal sirviente!
Manjares no hay en la tierra
que sus labios no desdeñen;
y al espacio imaginario
le arrastra su extraña fiebre.
de su insensata locura
a medias conciencia tiene;
al cielo le pide el astro
que más puro resplandece,
y al mundo la más intensa
sensación de sus placeres;
y ni el cielo ni la tierra
juntando todos sus bienes,
llenar podrán el vacío
de su corazón estéril.
El Señor:
Aún hoy, perdida la ruta,
me sirve. A sus ojos fieles
brillará la luz mañana.
Bien el hortelano entiende,
cuando el botón rompe el árbol
qué fruto ha de prometerse.
Mefistófeles:
Gran Señor, ¿apuestas algo
a que tu siervo te vende,
si llevarlo por mis sendas
me dejas?
El Señor:
Tentarlo puedes en tanto viva. Está el hombre
En peligro de perderse
Mientras camina.
Mefistófeles:
Os doy gracias,
Señor, pues no me apetecen
los muertos. Carnes rollizas
y frescas son mi deleite.
Si se trata de un cadáver,
cargue otro con ese huésped:
Soy cual los gatos, que solo
a las ratas vivas muerden.
El Señor
Pues bien: te entrego mi siervo
de la originaria fuente
desvía el alma piadosa
y el cauce, si sabes, tuerce.
Quedarás abochornado
viendo que un ser pobre y débil
el camino recto encuentra
entre tantas lobregueces.