Introducción
El libro de Ester, para los judíos, es uno de los cinco Meguilot[1] contenidos en el Ketuvim. Son cinco libros o rollos del Antiguo testamento, que constituyen los últimos cinco libros del Tanaj[2] y los más importantes para los judíos, después de la Torá[3], ya que se leen en fiestas judías importantes. Ketuvim es la tercera de las tres partes en la que se divide el Tanaj (el –Antiguo Testamento), según los Judíos. Ketuvim, es decir, los Escritos, incluye los tres libros poéticos: Salmos, Proverbios, Job; así como los libros históricos: Daniel, Esdras, Nehemías, Crónicas y los cinco rollos o Meguilot que se leen, cada uno, en una festividad judía. Los cinco Meguilot, de acuerdo al orden de su lectura durante el año, son los siguientes: Cantar de los Cantares, que se lee por la época de la Pascua judía; Ruth, en la fiesta de las Semanas, por la época de Pentecostés; Lamentaciones, en el aniversario de la destrucción de Jerusalén, Eclesiastés, durante la fiesta de los Tabernáculos y Ester, con ocasión de la fiesta de los Purim. Para algunos estudiosos, los Meguilot, constituyen una especie de Pentateuco femenino, que ilustran que en sus orígenes o en su aspecto más esotérico la religión Judía, da un lugar especial al Eterno femenino, ya que dichos libros enfatizan en el papel de la mujer y, sutilmente, dedican espacio aparte al culto a una forma distinta de concebir la sexualidad, una concepción superior, desprovista de morbo y lujuria: la sexualidad sagrada, conocida por muchos nombres, como: tantra, tantrismo, yoga sexual, Tao sexual o Alquimia sexual. De allí que, a la luz de la divina Gnosis, es posible y necesario vincular la historia de Ester, al culto a la Diosa, al eterno femenino, a la mujer símbolo y por ende a otras mujeres de la historia bíblica, como Sara, Rebeca, Raquel, Débora, Judit y María Magdalena; entre otras.
La palabra Meguilot, significa “descubrir”, “hallar y sacar a la luz”; lo que confirma lo ya expuesto en el sentido de que detrás de los relatos bíblicos, como es el caso del libro de Ester, es necesario descubrir y sacar a luz lo que está oculto.
Tal como se advierte y es regla de uso común por parte de los entendidos en el Tanaj (la versión Judía del Antiguo Testamento) y demás libros sagrados de la humanidad, es oportuna la recomendación realizar la lectura de los libros sagrados en general y el de Ester, en particular, desde diferentes perspectivas, es decir, a diferentes niveles de comprensión lectora. Bien sabido es que la Biblia, puede estudiarse mediante un entendimiento literal del texto; pero también y más importante, es posible llegar a niveles más elevados y profundos de comprensión lectora, mediante diferentes métodos de interpretación y que no contradicen la literalidad del texto; sino que complementan el entendimiento del mismo y permiten hacer luz en las mentes de quien escudriña las sagradas escrituras[4]. Los sabios rabinos decían, por ejemplo, “Setenta facetas tiene la Torá” (el Pentateuco, es decir, los primeros cinco libros de la Biblia) “Y todas ellas son verdaderas y provienen de la misma fuente: El Creador del Universo”. Los antiguos sistemas hebreos de interpretación dan cuatro reglas básicas de interpretación, el “Pardés” (huerto) o caminos interpretativos y de entendimiento de los libros sagrados. El peshat nos da la literalidad, la rémez, la insinuación, la derash, la interpretación no literal y la sod (secreto), el camino del entendimiento esotérico y místico, que encierra los grandes secretos de Dios y de la creación del mundo.
Los cabalistas nos hablan también que la Torá, en particular y el Tanaj, en general, nos proporcionan el cuerpo de la doctrina, pero el Talmud, nos provee del alma de la doctrina y el Zohar, constituye el espíritu de la doctrina. Necesitamos de un estudio holístico, multidisciplinario, integral y multidimensional para entender de mejor manera versículos, pasajes, historias y libros completos de la Biblia u otro libro sagrado. Los sabios rabinos enseñan que hay trece reglas o mejor digamos, trece niveles de interpretación de las sagradas escrituras y que se corresponden con cada nivel de Ser o con los diferentes niveles de crecimiento interior o desarrollo espiritual. Para hacer un paralelismo entre la comprensión según el nivel de Ser y el nivel académico; no será lo mismo la comprensión lectora de un niño o una persona que apenas ha cursado la educación primaria, que la de aquellas personas que tienen estudios universitarios o doctorados.
Necesitamos además, muchas veces, de otras fuentes de interpretación, como la Alquimia y la Dialéctica, para hacer una mejor hermenéutica y por sobre todo, seguir la voz del corazón, la voz del Padre que está en secreto[5], a través de la intuición, el conocimiento o Gnosis del corazón, la Gnosis Kardias.
Herramienta importante de interpretación esotérica de las historias bíblicas, lo constituye la religión comparada y los principios religiosos. Además, es importante el estudio de los otros compendios de la literatura rabínica, el Talmud y el Zohar, que, como ha dicho la gran cabalista Dione Fortune, en su obra la Cábala mística:
«Esta antigua tradición mística de Los hebreos poseía tres escrituras: los Libros de la Ley y Los Profetas, que se conocen como el Antiguo Testamento; el Talmud, o colección de comentarios eruditos sobre aquél y la Cábala, o interpretación mística del mismo. De estos tres libros, Los antiguos rabís decían que el primero era el cuerpo de la tradición, el segundo su alma racional y el tercero su espíritu inmortal. Las personas ignorantes pueden leer con provecho el primero y Los eruditos pueden estudiar el segundo, pero Los sabios son Los que meditan sobre el tercero. Es realmente muy extraño que el Cristianismo no haya buscado Las claves del Antiguo Testamento en la Cábala».
Samael Aun Weor, va más lejos. Y en su conferencia titulada “El simbolismo de la Navidad”, explica que: “¡La Biblia, el cuerpo de la doctrina, está en clave! Si queremos nosotros estudiar Biblia compaginando versículos, ¡procedemos en formal ignorante, empírica y absurda! Prueba de eso es que todas las sectas muertas que se han nutrido hasta la fecha actual, con la Biblia interpretada en forma empírica, no han podido ponerse de acuerdo. Si existen miles de sectas, basadas en la Biblia, quiere decir que ninguno la ha comprendido”. Explica además, el Kalki Avatar en el capítulo 22 de su obra: Manual de Magia Práctica que: “todas las ciencias del Universo se reducen a la Cábala y a la Alquimia”.
En la actualidad, no se puede negar el paralelismo existente en todas las antiguas cosmovisiones. Todas las religiones antiguas, tienen los mismos principios anímicos y espirituales. No podemos obviar tampoco, que el Pueblo de Israel y su cosmovisión, hunde sus raíces en los pueblos de la antigua Mesopotamia y en el antiguo Egipto. Es innegable, la relación que tuvieron Abraham, los patriarcas, Moisés y el mismo Jesucristo con Egipto, al haber transcurrido parte de sus vidas, según el relato bíblico, en el país asoleado de Kem.
Hemos de advertir además, que las historias bíblicas tienen dos tipos de interpretación básica, que se corresponden con un punto de vista exotérico, que está relacionado a contextos histórico-geográficos no necesariamente fieles al conocimiento de cada ciencia, y que está asociado a hechos de una tribu o pueblo; pero existe un nivel más profundo y esotérico, que está relacionado con la conciencia de la persona que sigue su lectura. Este es el punto de vista que usaremos esencialmente para la interpretación que damos al texto. Interpretación que permite estudiar los hechos desde una perspectiva personal, íntima y que tiene actualidad palpitante en la conciencia del lector, ya que nos traza rutas, propone opciones y plantea ejemplos y modelos a seguir para lograr una transformación íntima que se traduzca en la liberación espiritual.
Si bien, para nuestro estudio, no es importante o esencial confirmar la veracidad de la historia de Ester, sí nos parece conveniente, establecer un marco contextual histórico-geográfico. Habrá algunos investigadores que niegan que los datos históricos sean verídicos y habrá otros que sí. Para algunos historiadores, como Flavio Josefo, la historia es verídica; para otros, como Heródoto, no. En línea con lo apuntado, lo narrado en el libro de Ester, se halla íntimamente relacionada con Asuero, el rey de Persia y Media o rey de naciones. Asuero, en la mayoría de versiones bíblicas y en opinión de los estudiosos del tema, es el nombre del rey o Jerjes I[6].
También, es ampliamente aceptado el criterio que el libro de Ester, más a la historia del pueblo Judío, pertenece a la literatura haggádica judía, a semejanza de los cuentos persas. Las hagadot, constituyen el conjunto de narraciones de la tradición hebrea, muchas veces relativa a textos rabínicos, como es el caso del Talmud, entre los que se incluyen cuentos, leyendas, fábulas, proverbios, parábolas y otras narraciones que sirven para ilustrar, instruir o dar una enseñanza o transmitir valores, incluidas las de corte metafísico y lecciones espirituales. De esta manera, una hagadá puede incorporar historias o relatos legendarios, que pueden ser personajes o episodios bíblicos con fines didácticos.
En el libro de Ester, se afirma que Jerjes, reinó desde la India hasta Etiopía y sobre 127 provincias, alrededor del siglo V antes de Cristo. Jerjes, el Grande, fue el quinto gran rey o emperador del imperio aqueménida[7] de Persia y Media. Hijo de Darío I y de Atosa.
Jerjes, es el nombre griego, ya que en persa, su nombre Jshayar shah (Khsyayarsha), “Gobernador de héroes” y que fracasó en la segunda de las guerras médicas, en su intento por vencer a Esparta, Atenas y las polis de la liga panhelénica, en las usuales luchas por el control de las rutas comerciales, que en este caso se situaban en el mar Jónico, un brazo del mar Mediterráneo, en Asia Menor. Son famosas las batallas de las Termópilas, Salamina, Platea y Micala. La derrota de Jerjes ante los aliados griegos Esparta y Atenas, significó el inicio del derrumbe del imperio Persa. Sin embargo, mantuvo el control de Egipto y Babilonia. Sofocó rebeliones en Egipto y Babilonia y disolvió esta última. Deportó la estatua dorada del dios Bel o Mardjuk y logró la estabilización del imperio. Consagró los últimos años de su reinado a edificar suntuosas construcciones en Susa y Persépolis, las dos grandes ciudades persas. La obra arquitectónica de Jerjes incluye el palacio de Susa que inició su padre Darío I, fielmente descrito en el libro de Ester, lo que para muchos, es una prueba arqueológica de la autenticidad del libro. Son famosas las terrazas de Persépolis y el canal de Jerjes o foso de Acanthe construido para facilitar la navegación de su flota como parte de los preparativos para la II guerra Médica
En el libro de Ester, Asuero gobernaba en compañía de la reina Vasti[8]. Hay datos históricos que dan cuenta que en la invasión a Grecia, Jerjes, se hizo acompañar por una de sus esposas, la reina Amestris, quien posiblemente fuera la misma reina Vasti. Amestris, era integrante de una de las siete principales familias persas.
Según el libro de Ester, por esa época, la capital del reino persa se encontraba en Susa, antigua ciudad correspondiente al primer imperio persa. Susa se ubicaba al sudoeste del actual Irán. Sus ruinas se encuentran entre los ríos Kerja y Dez.
Antes de ser la capital de Persia, fue capital de la antigua Elam, pero fue conquistada por el rey Asurbanipal, de Asiria. Cayó ante Alejandro Magno en el siglo IV antes de C. Sobre esa antigua ciudad, se encuentra la actual ciudad iraní de Shush. Durante un tiempo fue invadida por el imperio babilonio y el asirio. En la tradición bíblica, Nehemías y Daniel vivieron en dicha ciudad cuando los hebreos fueron cautivos de Babilonia. Según las cronologías bíblicas, los personajes hebreos de la historia que hoy nos ocupa, eran descendientes de esos deportados y, ya sea ellos, o sus padres no quisieron retornar a Israel, cuando, Ciro I, dio libertad a los judíos “secuestrados”, para regresar del cautiverio.
Hadassá, la Ester bíblica
De los orígenes del nombre Ester, su etimología se asocia al mirto, una planta aromática de uso ornamental, de la cual se obtienen perfumes y que en la antigüedad, era símbolo del amor y la belleza. También su nombre significa “secreto” y “oculto” profundamente significativo, ya que no a todos está reservada la verdad de los misterios divinos; sino que solo a los dignos y que se transmitía antiguamente, de labios a oídos entre iniciados, en las grandes escuelas de Misterios. Por eso Jesús explicó a sus discípulos el propósito de las parábolas.
Otro significado del nombre Ester, viene del antiguo idioma de Sumeria, el acadio, en el que significa “estrella”. Curiosamente, las flores del mirto tienen forma de estrella. Se dice que Ester, era la más bella “estrella de la noche”, lo que nos recuerda a Venus, que también es la “estrella de la mañana”, que es otra forma de referirse a Ester, en el Talmud. Su nombre, también se asocia a la diosa latina Stella Maris (Estrella del Mar) y al culto a Ishtar (Istar) y al de Astarté. Hadassá Jadasá o Hadasah, el otro nombre de Ester, en el antiguo idioma acadio, es Hadasshatu que significa “novia” o “esposa” y que como veremos más adelante está simbólicamente asociado al culto al hieros gamous y al mito de la “novia perdida”.
La historia
En la mayoría de versiones del Antiguo Testamento, incluida la del Tanaj, la historia inicia cuando el rey Asuero, ofrece a todos sus servidores, jefes del ejército, a los nobles y gobernadores de las provincias una fiesta que dura 180 días y que culmina con un banquete de siete días en el patio del jardín del palacio real y la reina, ofrece también un banquete a las mujeres. Durante todos los días del banquete, no faltó el vino para los invitados, pero se cuidó que cada quien bebiese lo que quisiese, sin forzársele. Muchos estudiosos concuerdan en que el banquete está relacionado con los preparativos para la campaña militar contra Atenas.
El día séptimo, el rey mandó a siete eunucos para que hiciera llegar ante su presencia a la reina Vasti; para que vieran las gentes y los jefes, su belleza, porque, en efecto era muy bella. Es profundamente significativo que en el libro de Ester, aparezca reiteradamente el número siete. Luego se narra que la reina Vasti desobedeció la orden real y se negó a ir con los eunucos al llamado del rey. En algunas tradiciones se sospecha que la desobediencia de Vasti tuvo como causa que se negara a presentarse ante el rey Asuero y toda la corte, porque no quería desnudarse en público, que en el análisis de la simbología esotérica, ameritará un párrafo aparte.
Entonces, el rey “llamó a los sabios entendidos en la ciencia de las leyes, pues los asuntos reales se discuten en presencia de los conocedores de la ley y el derecho”. (Est 1:13). Nuevamente aparece el número siete, en la figura “de los siete jefes de los persas y de los medos que eran admitidos a la presencia del rey y ocupaban los primeros puestos del reino”. (Est 1:14)
Del consejo dado por los sabios entendidos en leyes, se decretó que no volviera Vasti a presencia del rey Asuero por su desobediencia y que se buscara entre las jóvenes incorruptas, vírgenes, bellas y de hermoso rostro, a una nueva reina (Est 2:2) que fuera obediente y mejor que Vasti y que no diera mal ejemplo, de menospreciar a sus maridos. Y la joven que agrade más al rey, reinará en lugar de Vasti” (Est 2:4). De esa cuenta, se enviaron emisarios del rey a todos los distritos para encontrar a las más hermosas vírgenes del reino y llevarlas al palacio real para que quedaran a cargo de Hegai, el eunuco del rey, el guardián de las mujeres para que se encargara de cuidarlas, alimentarlas, darles masaje y prepararlas para su eventual encuentro con el rey y que una de ellas, resultara grata a los ojos del monarca.
La historia de Ester, también se relaciona con la de Mardoqueo, hijo de Yaír, Jair o Jairo ( el sagrado IAO de la alquimia sexual). Mardoqueo “Había sido deportado de Jerusalén con Jeconías (Joaquín), rey de Judá, en la deportación que hizo Nabuconodor, el rey de Babilonia”. (Est 2:6) Mardoqueo, servía en la puerta del rey. En las versiones bíblicas: Septuaginta y Nácar Colunga, se narra que en el primer mes del antiguo calendario judío, en el mes de Nisán, Mardoqueo tuvo un sueño con dos enormes dragones prestos a luchar y al escuchar sus rugidos, mucha gente se dispuso a guerrear contra la nación de los justos, ante lo cual, toda la gente justa clamó a Dios. Del clamor de los justos, surgió una pequeña fuente de agua, que se convirtió en mucha agua y en un río grande y luz y sol que devoró a los guerreros.
En la tradición asociada a Jadasá, Hadassá (Hadassa o Hadassah), el nombre hebreo de Ester, se dice que pertenecía a la tribu de Benjamín y al quedar huérfana fue adoptada por su primo Mardoqueo. Era una joven muy guapa, elegante, de increíble belleza, linda figura, hermoso porte, atractiva, notablemente hermosa y de bella faz. Era “en extremo hermosa de cuerpo y de rostro bellísimo”. Su belleza era conocida en la ciudad y llegó a oídos del visir, quien mandó a buscarla. Era imposible que hubiera una mujer más bella en toda Persia.
No solo era sumamente bella, sino también encantadora, de buen parecer, atractiva y deseable, que con su tacto refinado, inteligencia, sabiduría y simpatía se ganaba el favor y hallaba gracia ante los ojos de cuantos la veían.
Su belleza cautivadora, no solo era física, sino que se completaba perfectamente con su belleza interior y valores del Espíritu, su carácter, don de gentes, amabilidad, discreción, obediencia, fidelidad, lealtad.
Resaltar la belleza y hermosura en las mujeres de la Biblia, es notablemente recurrente. Desde Sara, la esposa de Abraham, se lee: “eres mujer de hermoso aspecto” (Gn 12:11), “Y aconteció que cuando entró Abram en Egipto, los egipcios vieron que la mujer era hermosa en gran manera. 15 También la vieron los príncipes de Faraón, y la alabaron delante de él; y fue llevada la mujer a casa de Faraón. E hizo bien a Abram por causa de ella”. (Gn 12:14-16). De Rebeca, esposa de Isaac, se dice que: “ella era de hermoso aspecto”. (Gn 26:7). Lo mismo ocurre con Raquel, esposa de Jacob, de quien se lee “Raquel era de lindo semblante y de hermoso parecer” (Gn 29:17); asimismo, en Cantar de los cantares, se lee: “He aquí que tú eres hermosa, amiga mía; he aquí que tú eres hermosa”. (Cant 4:1).
Todo ese hermoso capítulo de Cantares, merece transcribirse, ya que es todo un poema dedicado a la belleza de la mujer, a la mujer símbolo: “He aquí que tú eres hermosa, amiga mía; he aquí que tú eres hermosa; Tus ojos entre tus guedejas como de paloma; Tus cabellos como manada de cabras Que se recuestan en las laderas de Galaad. Tus dientes como manadas de ovejas trasquiladas, que suben del lavadero, todas con crías gemelas, y ninguna entre ellas estéril. Tus labios como hilo de grana, y tu habla hermosa; tus mejillas, como cachos de granada detrás de tu velo. Tu cuello, como la torre de David, edificada para armería. Mil escudos están colgados en ella, todos escudos de valientes. Tus dos pechos, como gemelos de gacela, Que se apacientan entre lirios. Hasta que apunte el día y huyan las sombras, me iré al monte de la mirra, y al collado del incienso. Toda tú eres hermosa, amiga mía, y en ti no hay mancha. Ven conmigo desde el Líbano, oh esposa mía; ven conmigo desde el Líbano. Mira desde la cumbre de Amana, desde la cumbre de Senir y de Hermón, desde las guaridas de los leones, desde los montes de los leopardos.
Prendiste mi corazón, hermana, esposa mía; Has apresado mi corazón con uno de tus ojos, Con una gargantilla de tu cuello. ¡Cuán hermosos son tus amores, hermana, esposa mía! ¡Cuánto mejores que el vino tus amores, Y el olor de tus ungüentos que todas las especias aromáticas! Como panal de miel destilan tus labios, oh esposa; miel y leche hay debajo de tu lengua; y el olor de tus vestidos como el olor del Líbano. Huerto cerrado eres, hermana mía, esposa mía; fuente cerrada, fuente sellada. Tus renuevos son paraíso de granados, con frutos suaves, de flores de alheña y nardos; nardo y azafrán, caña aromática y canela, con todos los árboles de incienso; mirra y áloes, con todas las principales especias aromáticas. Fuente de huertos, pozo de aguas vivas, que corren del Líbano”. (Cnt 4:1:15)
Ester, “también fue llevada al palacio real, bajo la vigilancia de Hegai[9] (Gaio-IAO)], guardián de las mujeres. La joven, fue grata a los ojos de Hegai, se granjeó bondad amorosa ante él, le agradó y ganó su favor, por lo que él, se apresuró a proporcionarle masajes, alimento apropiado, cremas de belleza y cuanto necesitaba para su adorno y mantenimiento. Hegai se percató de sus cualidades singulares y su belleza sin par. Le dio también siete doncellas elegidas de la casa del rey y la instaló, con sus doncellas, en el mejor departamento del harén. Ester se ganó la admiración de todos los que la veían. Ester no dio a conocer ni su pueblo ni su origen, pues Mardoqueo la había mandado que no lo dijera”. (Est 2:8-10) Y dejó de usar su nombre hebreo: Hadassá y adoptó el nombre persa de Ester. De esta manera, se mantiene leal y acepta la guía y los consejos del sabio Mardoqueo., quien gracias a la revelación recibida en sueños y a su intuición, comprende la importancia crucial de mantener en secreto la nacionalidad de Ester.
Ester, fue presentada al rey, cuatro años después de que se emitiera el decreto real, es decir, en el año séptimo del reinado de Asuero. No pidió nada especial, para entrar con el rey, sino más bien, se dejó llevar por el consejo de Hegai, el eunuco “y el rey amó a Ester más que las otras mujeres; halló ella, en presencia del rey, más gracia, bondad amorosa y favor que ninguna otra virgen y el rey colocó la diadema real sobre la cabeza de Ester y la declaró reina, en lugar de Vasti”. (Est 2:17) Entre tanta belleza, Ester fue considerada superior. Asuero quedó fuertemente impresionado de Ester y se sintió cautivado por ella, la eligió para sustituir a la reina arrinconada Vasti, la proclamó reina y se enamoró de ella.
Y ordenó un banquete para todos sus oficiales y servidores, el banquete de Ester. “Es imaginable la alegría del rey, quien se felicitó por haber elegido tan extraordinaria esposa, cuya hermosura era comparable a su inteligencia. Volcó sobre ella enormes riquezas y más regalos” (Jorge Dultzky: Mujeres de Egipto y de la Biblia)
Ester, se convirtió en reina de Persia y de Media, al casarse con el rey Asuero (Jerjes I), pero mantuvo en secreto sus orígenes. De allí uno de los significados de su nombre: “secreto”; se mantuvo fiel a Dios y a sus mandamientos y no cambió su educación, ni se olvidó de sus principios. Además, mostró modestia y autodominio al no pedir más joyas, ropa u obsequios que aquellos que le entregó Hegai.
Los traidores
Mardoqueo descubre una conjura organizada por dos eunucos que custodiaban la corte y quienes pretendían asesinar al rey. Estos eunucos eran Bigtán y Teres[10]. Le advierte a Ester de la inminente traición y esta le avisa al rey. Son investigados los traidores y luego de comprobarse sus intenciones fueron ahorcados en un madero. De esta manera, tanto Ester, como Mardoqueo dan testimonio de su lealtad a las autoridades superiores, por encima de las intermedias.
Tiempo después, Amán (Hamán), del pueblo elamita, se convierte en favorito del rey, en Primer ministro y quien no tiene aprecio por Mardoqueo, tanto por la denuncia presentada, como porque no se prosternaba ante él a su paso por las puertas del palacio. Entonces, Amán decide planificar una estrategia para eliminar a todos los judíos del reino, en cuenta a Mardoqueo. Pidió echar suertes, es decir, pur entre los elamitas y goral, es decir, uno de los arte ciencias de la predicción entre los hebreos, los goralot, la tradición de echar suertes. Ante lo cual, el oráculo “le favoreció” y pidió al rey Asuero decretara el genocidio de los judíos ante el argumento que el pueblo hebreo no cumplía las leyes persas.
Ofreció a cambio diez mil talentos de plata para repartirlos entre los que ejecutaran la obra y el rey se quitó su anillo, lo colocó en manos de Amán y aprobó la petición.
Los diez mil talentos de plata y los treinta días que Ester tenía de no ver al rey, tienen correlación con las treinta monedas de plata que los miembros del Sanedrín dieron a Judas por entregar al Señor.
En la novela histórica Hadasá, los autores asocian a los traidores Bigtán y Teres, como amalecitas, subordinados de Amán. Resulta muy interesante también que, para estos autores, los amalecitas son descendientes de aquel rey que perdonó el rey Saúl y por cuya causa perdiera el reinado por parte del profeta Samuel. La noche que Saúl perdonó la vida de Agad, el rey amalecita, subrepticiamente se coló una mujer amalecita y tuvo relaciones sexuales con Agad, de manera que se mantuvo viva la estirpe amalecita. Profundamente simbólico resulta el relato narrado en la novela, ya que explica por qué Saúl fue depuesto del reinado del pueblo de Israel, al no estar dispuesto a eliminar al principal de sus yoes, de sus elementos indeseables de conducta, su querido Ego o yo psicológico, causa por la cual, con el tiempo se reprodujeron nuevamente sus elementos indeseables de conducta, en forma similar a la Hydra de Lerna en los trabajos de Hércules, en la mitología clásica.
La estrategia de defensa
Mardoqueo al enterarse del funesto destino que espera a los judíos, se viste de “saco y ceniza” y busca la manera de informarle a Ester y le pide que interceda por ella misma y por su pueblo ante el rey. Ester, hace saber a Mardoqueo, a través de uno de sus eunucos, que no puede ir a conversar con el rey, si él no se lo ha pedido y que la sentencia es la muerte a quien obedezca tal mandato; a menos que el rey extienda su cetro de oro. Y que ya, han pasado treinta días sin que el rey la llame ante él. Ante lo cual, Mardoqueo advierte a Ester que ella tampoco escapara de los terribles designios.
De esta cuenta, Ester propone a Mardoqueo que todos los judíos que habitaban Susa, ayunen durante tres días y que no coman ni beban durante ese tiempo. Pasado ese tiempo, ella entrará a donde el rey y si tiene que perecer, tendrá que perecer. En la Vulgata latina, se narra que la reina, temerosa del peligro que la amenazaba, se refugió en el Señor y habiendo dejado los vestidos reales, vistió de luto y lloró mucho. En lugar de la variedad de ungüentos, cubrió su cabeza de basura y de cenilla, humilló su cuerpo con ayunos y con los cabellos que se arrancó inundó los lugares en que antes acostumbraba alegrarse. Reconoce sus pecados ante Dios y que, tanto ella, como su pueblo se entregaron a la adoración de otros dioses y que pronto serán víctimas de los que alaban el poder de ídolos.
En la Vulgata latina, se leen los siguientes versículos: “Pon en mi boca palabras apropiadas en presencia del león, y muda su corazón a que aborrezca a nuestro enemigo para que este perezca, y los demás, que están de acuerdo con él. Y líbranos con tu mano, y ayúdame, que no tengo otro auxilio, sino a ti, Señor, que tienes ciencia de todas las cosas, Y sabes que aborrezco la gloria de los inicuos, y detesto la cama de los incircuncisos, y de todo extranjero. Tú sabes mi necesidad, y que abomino el distintivo de la soberbia y de mi gloria, que llevo sobre mi cabeza en los días de mi lucimiento y que lo detesto como un paño de una menstruosa, y que lo llevo en los días de mi silencio. Y que no he comido en la mesa de Amán, ni me ha contentado el convite del Rey, ni he bebido vino de las libaciones”. (Ester, 14, 13-15).
Es cuando Ester, decide acatar la orden de Mardoqueo y el día tercero dejó ella sus vestidos de luto, y se atavió con los de su gloria. E invocando a Dios, tomó dos de sus criadas, sobre una de las cuales se apoyaba como si por demasiada debilidad no pudiese sostener su cuerpo; y la otra criada iba detrás llevándole la falda. Ester, encogida de excesivo temor, tomó su puesto en el patio interior y se presentó ante el rey, débil y desvalida. Cuando se puso enfrente del rey sentado sobre su trono, al ver su aspecto terrible, se desmayó, reclinando su cabeza sobre su criada. Y Dios trocó en clemencia el espíritu del rey, y apresurado y temeroso, saltó del trono, y sosteniéndola con sus brazos, al verla se granjeó favor a los ojos de él y su rostro se llenó de ternura al verla hasta que volvió en sí, la acariciaba con estas palabras: «¿Qué tienes Ester? Yo soy tu hermano, no temas. No morirás, porque la Ley no ha sido establecida para ti, sino para todos. Acércate, pues, y toca el cetro». Y como ella permaneciera callada, tomó el cetro de oro y lo puso sobre el cuello de ella, la besó y le dijo: «¿Por qué no me hablas?» y ella respondió: «Te he visto, señor, como un ángel de Dios, y mi corazón se ha turbado con el temor de tu majestad. Porque eres en extremo admirable y tu rostro está lleno de gracias». Y estando aun hablando, volvió a desmayarse, y quedó casi sin sentido.
El rey se turbaba; todos sus ministros la consolaban y, finalmente, el rey extendió hacia ella el cetro de oro. Fue así como Ester, en un supremo acto de valentía, se mostró fiel, con fe y devoción en que el sacrificio de ella y de todo un pueblo depositado en el ayuno, sería pesado favorablemente en la balanza de la justicia divina.
Entonces, el rey pregunta a Ester cuál es su petición y se anticipa ofreciéndole hasta la mitad de su reino. Ester solo propone al rey que asista a un banquete que ha ofrecido para él y para Amán, a lo cual aceptó el rey y asistieron al banquete con Amán. Durante el banquete el rey preguntó a Ester, cuál era su petición. A lo cual, planteó su petición que fue invitarlos nuevamente a un banquete, a un segundo banquete para el día siguiente. De esta manera, Ester, se mostró prudente y paciente a la hora de tomar la decisión correcta. Al salir del banquete, el soberbio Amán se envaneció y motivó aún más a terminar con la vida de Mardoqueo. De esta cuenta, ya en su casa, Zeres (Ceres, la Luna), la esposa de Amán y sus amigos le aconsejaron que preparara un madero para ahorcar a Mardoqueo.
Esa misma noche, se le fue el sueño al rey y se dedicó a revisar el libro de las memorias y crónicas; lo que le permitió reflexionar que a pesar que Mardoqueo denunció el complot de Bigtán y Teres, aún no había sido honrado de tal servicio al rey. Al llegar Amán a la presencia de Asuero, llevaba la intención de hacer que se colgara a Mardoqueo. Sin embargo, recibió la pregunta del rey acerca de qué debía hacerse a un hombre a quien el rey quiera honrar. Pensó que esa honra sería para él; así que sugirió que se le vistiera con el traje real, se pusiera la corona del rey, se le subiera al mismísimo caballo del rey y se le paseara por la plaza de la ciudad, pregonando la honra. Para su sorpresa y decepción, recibió la orden de que se vistiera a Mardoqueo con el vestido real, se le pusiera la corona real y se le subiera al caballo en el que el rey cabalgaba y que lo paseara por la plaza de la ciudad pregonando delante de él, para hacerle la honra que deseaba el rey. Amán regresó a su casa, apesadumbrado y cubierta su cabeza. Ante lo cual, Zeres, su esposa y sus amigos, le anunciaron su caída. Luego, llegaron los eunucos del rey por Amán, para llevarlo al segundo banquete que ofrecía la reina Ester al rey y a Amán.
Muerte de Amán
Ya en el banquete y mientras bebían vino, el rey preguntó a la reina, cuál era su petición y volvió a decirle que lo que pidiera le sería concedido, hasta la mitad del reino le sería otorgada. Fue entonces, cuando la reina Ester le pidió su vida y la de su pueblo por su demanda. Explicó que ella y su pueblo habían sido vendidos y serían destruidos para ser muertos y exterminados ante lo cual, ella consideraba que también para el rey, esas muertes provocarían un daño irreparable. El rey preguntó a Ester, quién era el hombre que se atrevería a realizar tal acto; a lo cual Ester expuso que el perseguidor y el enemigo era Amán: ¡Ese miserable! Y Amán quedó aterrado en presencia del rey y de la reina. El rey se levantó lleno de ira y se fue a caminar al jardín del palacio; mientras tanto Amán se dejó caer sobre el lecho de Ester suplicándole por su vida al tiempo que el rey volvió del jardín del palacio lo que el rey interpretó que en el propio palacio, Amán, intentaba violar a la reina y dio la orden de capturarle. Amán murió en la misma horca que había preparado para Mardoqueo.
Ese mismo día el rey entregó a la reina, la casa que antes pertenecía a Amán y Ester le confesó al rey el parentesco que tenía con Mardoqueo. Se quitó el rey el anillo que había dado a Amán y se lo dio a Mardoqueo. Ester le dio a Mardoqueo la casa de Amán. Posteriormente, Ester se echó a los pies del rey, llorando, le rogó que anulase el decreto derivado de la maldad de Amán. Sabido es que los decretos en la antigua Persia, se volvían ley; por lo que debían cumplirse. Sin embargo, el rey extendió el cetro real y tocó a la reina.
La Gran batalla
Asuero, autorizó a Ester y a Mardoqueo redactaran un nuevo decreto que permitiera a los judíos a organizarse y defenderse del ataque inminente de quienes quisiesen darles muerte y apoderarse de sus bienes. Mardoqueo salió de la presencia del rey con vestido real de púrpura violeta y lino blanco y una gran corona de oro y un manto de lino y púrpura y la ciudad de Susa se regocijó y los judíos tuvieron luz, alegría, gozo, triunfo y honra. Y en todos los lugares los judíos hicieron banquetes y días de fiesta. Y muchos habitantes del país, se hicieron judíos pues el temor a los judíos se apoderó de ellos. Las órdenes del rey se ejecutaron y en el doceavo mes, los judíos aplastaron a sus enemigos, quienes esperaban vencer fácilmente y todos los funcionarios del rey apoyaron a los judíos. Y fueron muertos también, los diez hijos de Amán. Fueron muertos en total, setenta y cinco mil adversarios de los judíos; pero no fueron saqueados sus bienes.
De esa cuenta, los judíos celebran los días 14 y 15 del mes de Adar con alegres festines porque en tal día, los judíos encontraron paz contra sus enemigos. El día, de haberse anunciado de tristeza, llanto y aflicción, se trocó en alegría y en festividad, mutuos regalos y donaciones a los pobres. En su honor, desde entonces, los judíos celebran la fiesta de Purim, una fiesta que, tiene ciertos rasgos concurrentes con las saturnales romanas y con el actual carnaval y que, concurrentemente, en los tiempos actuales, se celebra poco antes de Semana Santa, la tradición del equinoccio de primavera.
En algunas versiones bíblicas, de da cuenta del sueño de Mardoqueo, que en su interpretación, se hizo realidad. La pequeña fuente que creció hasta ser río y fue convertida en luz y en Sol y derramó aguas en gran abundancia, es Ester y los dos dragones son Amán y Mardoqueo y las multitudes que atacaban al pueblo de Dios, son los que intentaron acabar con los judíos.
Elementos simbólicos
La reina Vasti. Mucho se ha dicho acerca de la similitud entre la Vasti del relato bíblico y la diosa elamita Mashti, “Madre de los dioses”, en la cosmovisión de ese antiguo pueblo. El pueblo de Elam se asentó antiguamente al este de Sumeria y Acad en la región de Mesopotamia, actualmente en jurisdicción de Irán. Hay registros históricos que dan cuenta que fueron adversarios de los israelitas.
Gracias a la hermenéutica y los estudios gnósticos es posible escudriñar la simbología oculta. Tras la historia de la reina Vasti, encontramos, en primer lugar, la desobediencia al rey; que no tiene nada que ver con un aspecto patriarcal, machista o misógino; sino que se corresponde con la gran prohibición consignada en el Génesis: La desobediencia del género humano, al no cumplir con el mandamiento: “Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer; mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás”. (Gn 2:16-17) Algunos analistas sospechan equivocadamente, que el fruto prohibido es el “sexo”; aunque en algo tienen razón. Es claro que el fruto prohibido no es el sexo, porque por eso, antes de esa advertencia vino el mandato: “Y Dios los bendijo, diciendo: Fructificad y multiplicaos” (Gn 1:22) y no habría forma natural de la reproducción de todas las especies. Gracias a la Cosmovisión gnóstica y la sexología trascendental, se dilucida el mito del fruto prohibido y la gran desobediencia, que no es más que la pérdida del ens seminis, es decir, de la energía creadora y que constituye el verdadero significado de la fornicación. Por ese motivo se lee en todo el capítulo 15 del libro de Levítico y en otros versículos más: “Cualquier varón, cuando tuviere flujo de semen, será inmundo. Y esta será su inmundicia en su flujo: sea que su cuerpo destiló a causa de su flujo, o que deje de destilar a causa de su flujo, él será inmundo”.
Por otro lado, en el libro de Ezequiel, se refuerza de manera precisa que el acto de la fornicación equivale directamente a la eyaculación seminal o al orgasmo. “Pero confiaste en tu hermosura, y te prostituiste a causa de tu renombre, y derramaste tus fornicaciones a cuantos pasaron; suya eras. Y tomaste de tus vestidos, y te hiciste diversos lugares altos, y fornicaste sobre ellos; cosa semejante nunca había sucedido, ni sucederá más. Tomaste asimismo tus hermosas alhajas de oro y de plata que yo te había dado, y te hiciste imágenes de hombre y fornicaste con ellas”. (Ez. 16:15-17).
En forma similar, en el capítulo 23, del libro de Ezequiel, se encuentra la historia de las dos hermanas, fornicarias: Ahola y Aholiba, de quienes se lee lo siguiente: “Y no dejó sus fornicaciones de Egipto; porque con ella se echaron en su juventud, y ellos comprimieron sus pechos virginales, y derramaron sobre ella su fornicación”. (Ez. 23:8). “Y lo vio su hermana Aholiba, y enloqueció de lujuria más que ella; y sus fornicaciones fueron más que las fornicaciones de su hermana”. (Ez. 23:11). “Y se enamoró de sus rufianes, cuya lujuria es como el ardor carnal de los asnos, y cuyo flujo como flujo de caballos”. (Ez. 23:20). La referencia a derramar las fornicaciones, es muy explícita cuando se contextualiza al derrame del semen en la eyaculación del hombre y el derrame de los jugos sexuales, en el orgasmo o eyaculación femenina. La asociación con el flujo, como flujo de asnos, nos remite nuevamente a lo analizado previamente con Levítico 15.
En toda la Biblia, se encuentran advertencias para no fornicar, como lo señala el Apóstol Pablo: Huye de la fornicación. Cualquier otro pecado que el hombre cometa, está fuera del cuerpo; mas el que fornica, contra su propio cuerpo peca. (1ª carta a los Corintios 6:18).
La Gnosis eterna y universal, nos permite dilucidar el contexto simbólico que rodea a la diosa Mashti y que se encuentra asociado con el simbolismo múltiple y diverso de la divinidad femenina. En todas las cosmovisiones, la divinidad femenina tiene un aspecto doble y triple. Doble, en el sentido que tiene un aspecto o polo positivo, luminoso o divinal y a la vez, un polo negativo, oscuro o infernal. En su aspecto triple, la divinidad femenina representa a la abuela, a la madre y a la esposa simbolizada en “Las Tres Marías del Cristianismo.. Otras maneras de ver al Eterno femenino, es el de madre, esposa, hija; como también la Madre en el cosmos, la madre Naturaleza o madre Tierra, Pachamama o Gaia y la madre en el microcosmos, en el ser humano o de toda criatura.
Particularmente, en su aspecto dual, Mashti y Hamman son deidades de invierno, usualmente asociadas al período de oscuridad, propio de las noches de invierno, las noches más largas del año. De tal manera que Mashti, ocupa el lugar de deidad del inframundo y que también es conocida como Ereshkigal; quien será vencida por Ishtar y Marduck, los dioses solares. Conforme al mito solar, Marduck, el dios Sol, Bel o Beleno, nace tres días después de la noche más larga, es decir, entre el 24 y 25 de diciembre, la Navidad cristiana, como como ocurre con el héroe solar característico en las distintas religiones solares. Marduck tiene los mismos atributos de Tammuz quien muere en una cacería víctima de un jabalí (el Ego animal) de la Psicología gnóstica; ante lo cual Ishtar, también conocida como Inanna, desciende a los infiernos en su búsqueda, así como descienden todos los héroes solares: Marte, Orfeo, Hércules, Eneas, Hunahpú e Ixbalamqué; entre otros. Ereshkigal, concede el permiso a Ishtar para descender a los infiernos a condición de que deje una ofrenda en cada una de las siete puertas del tiempo.
En la primera puerta el demonio guardián obligó a la diosa a entregar sus sandalias, consideradas símbolo de la voluntad para luchar contra sí mismo. En la segunda puerta, debió dejar sus joyas, (cosas materiales). En la tercera puerta, entregó sus ropas, (el aspirante a la luz, tiene que despojarse de las cosas ilusorias de este mundo).
Necesitamos morir de instante en instante, de momento en momento, solo con la muerte del Ego adviene lo nuevo. Así se entenderá por qué Vasti se negó a desnudarse ante el rey, ante el Padre.
Así como la vida representa un proceso de gradual y siempre de exteriorización o extraversión, igualmente la muerte del Yo es un proceso de interiorización graduativa, en el que la Conciencia individual, la Esencia maravillosa, se despoja lentamente de sus inútiles vestimentas, al igual que Ishtar en su simbólico descenso, hasta quedar enteramente desnuda y despierta en sí misma ante la Gran Realidad de la vida libre en su movimiento.
En la cuarta, ofrenda los cuencos dorados que cubrían sus pechos, que significa renunciar a la sexualidad inferior para trabajar con una sexualidad superior. En la quinta puerta, dejó su collar, éxtasis de la Iluminación. En la sexta puerta, sus pendientes y con ellos su magia. Y finalmente, en la séptima puerta, Ishtar se despojó de su corona de mil pétalos, que simbolizaba la divinidad.
Una vez completamente desnuda, símbolo de humildad, Ishtar pudo entrar en la Eternidad y rescatar a su amado, pero Ereshkigal (la que pone las pruebas) se arrepintió de haberle permitido el acceso y le prohibió la salida. Mientras tanto, en la tierra, la ausencia de Ishtar se sentía, las personas no se casaban y no nacían niños, por lo que los demás dioses tuvieron que intimar a Ereshkigal para que permitiese el regreso de la diosa del amor y la fertilidad Una vez que hubo recuperado todas sus pertenencias (virtudes), Ishtar regresó junto con su marido, ya purificado, y el mundo de los mortales volvió a la normalidad.
En el debate, presente a lo largo del libro de Ester, entre la cosmovisión elamita y la Judía, Vasti y Amán, representan la idolatría, el culto, no tanto a dioses de piedra o madera; sino el culto a los falsos dioses que reinan en nuestro interior, los elementos indeseables de conducta que caracterizan al Ego, al mí mismo, al sí mismo, a los defectos de carácter, viva personificación de nuestros errores.
Otra importante conclusión de porqué resulta crucial el asunto de la obediencia, es el que representa un punto de vista, un paradigma, el del patriarcalismo, ya apuntado simbolizado en la condición indispensable de la obediencia y la sumisión de la mujer al hombre y cómo a lo largo de la historia de Ester, este paradigma cambia por el del amor, en el cual, el rey Asuero está dispuesto a todo por su amada.
La inevitabilidad del mal
Nos resulta, sumamente importante transcribir a continuación los siguientes párrafos contenidos en el libro Jesús y la Diosa perdida; ya que con su lectura, podremos tener una percepción diferente del papel que juega Vasti o Mashti, en la alegoría de Ester.
“Si todo ocurre por voluntad de Dios, no podemos culpar al Demiurgo de las imperfecciones de la creación. Sólo Dios debe ser responsable de todos los males del mundo. Con todo, los gnósticos afirman que la esencia y el origen de todo es el Bien. Dionisos escribe: «El más importante de los nombres de Dios es «el Bien» ». En Mateo, Jesús, como Platón, proclama: «Sólo la Unidad es el Bien». Pero ¿cómo puede ser verdad? Las enseñanzas secretas de los primeros cristianos no explican los males individuales a los que nos enfrentamos en nuestra vida. Desde un tropiezo hasta los horrores del Holocausto, el sufrimiento no puede explicarse sólo mediante la filosofía. Pero el gnosticismo puede creer y cree en la inevitabilidad del mal, con lo cual demuestra su naturaleza relativa y su papel positivo en la bondad suprema de las cosas».
«La respuesta gnóstica a la pregunta «¿por qué existe el mal?» es que sin él no habría nada en absoluto. El mal es un subproducto inevitable del propio proceso de origen. La conciencia sólo es posible con la dualidad sujeto-objeto. En esta dualidad primera están implícitas todas las demás dualidades, incluida la de bien-mal. La Unidad es el Bien. Cuando surge como el dos, inevitablemente se convierte en el bien y el mal. De hecho, sería más preciso decir que la Unidad está claramente más allá de toda descripción, pero se nos aparece a nosotros, que vivimos en la dualidad del bien y del mal, como el Bien. Como dice Plotino, es el «Bien, no para sí misma, sino para los demás»».
«El estado sin dividir tampoco es ni bueno ni malo, pero desde el estado dividido parece el Bien. La Unidad entiende su naturaleza como conciencia subjetiva cuando objetiva parte de sí misma como psique. Del mismo modo, comprende su naturaleza como Bien cuando se manifiesta como bien-mal. La inevitabilidad del mal está implícita en la primera agitación de la conciencia, cuando se separa de sí misma como psique objetivada…”
«La raíz de todo el mal es la dualidad, la separación, la objetividad. La esencia de toda bondad es la urgencia por resolver la dualidad en unidad, que experimentamos como amor. Según el mito de la creación de los pitagóricos, al principio un huevo cósmico que representaba la Unidad de la potencialidad se dividió en dos mitades, que representaban la dualidad original. Del huevo salió Eros, o amor. Cuando la Unidad se divide, el impulso que surge es el de reunión, y ese impulso hacia la unificación es el amor. Sin el mal (separación) no habría amor (reunión). El bien y el mal surgen juntos. El Evangelio de Felipe dice: «La luz y la oscuridad, la vida y la muerte, el bien y el mal, son parejas de gemelos mutuamente dependientes que sólo existen en relación el uno con el otro»».
«Las Epístolas de Clemente describen el bien y el mal como la mano derecha e izquierda de Dios. Un texto mandeano dice: «La luz y la oscuridad son hermanas que emanan del misterio único». La escuela ebionita del cristianismo retrata al Demonio, la encarnación del mal, como el hermano de Cristo, la encarnación del Bien. El Demonio es el divisor que nos atrapa en la ilusión de separación. Cristo nos une y nos libera para que comprendamos la Unidad esencial».
El simbólico número siete
El número siete es profundamente significativo. Nos habla de una ley cósmica que sustenta el Universo, la Naturaleza y, en general, todo lo creado. Por ese motivo, es usual encontrarnos con múltiples ejemplos, en las diferentes cosmovisiones donde se usa o aparece el número siete. Ejemplos: los siete días de la Creación, los siete ángeles ante el trono del Cordero, los siete sellos del Apocalipsis, los siete sabios de Grecia, las siete maravillas del mundo antiguo, los siete planetas de la cosmología antigua, entre otros. En el Popol Vuj de los mayas, algunos personajes mitológicos llevan el número siete (vucub), como Vucub Hunahpú yVucub Kakix. En la Naturaleza y la ciencia, encontramos las siete notas musicales o siete sonidos fundamentales, los siete colores del aroiris, los siete niveles de energía atómica, las siete capas o niveles de la tabla periódica de los elementos de la Química, las siete unidades fundamentales de la Física. La ley cósmica de siete principios o ley de octava, porque se entiende mediante el estudio teórico de la música, nos enseña que el Universo se sostiene mediante el orden.
Los yoguis de la India, los teósofos y estudiosos de la metafísica nos hablan de la constitución séptuple del ser humano: el cuerpo físico, la vitalidad, las emociones y deseos, la mente, la voluntad o alma humana, la conciencia, el alma divina o Buddhi y el Ser o Espíritu. La constitución íntima de todo ser humano, será de especial importancia en el abordaje del simbolismo escondido en esta historia.
Durante cada uno de los siete días de banquetes corre el vino sin cesar, pero a discreción, sin forzar o violentar la propia Naturaleza de cada comensal, es decir, no se admite la violencia contra Natura. Esos siete días se corresponden simbólicamente con los siete días de la Creación. Esa creación, no es solamente la creación del Universo y del mundo.
Se puede y debe relacionar con la creación del “Hijo del Hombre”, en nosotros, mediante el trabajo alquímico, hasta alcanzar el Nacimiento Segundo, tal como lo enseña el diálogo entre Jesús y Nicodemo en el capítulo 3 del Evangelio de Juan. Cada día se corresponde con un grado espiritual, con la creación o realización o desarrollo pleno de uno de los siete principios o cuerpos existenciales superiores del Ser: el cuerpo físico, la vitalidad, el cuerpo de las emociones, el cuerpo de la mente, el cuerpo de la voluntad consciente, el cuerpo del alma espiritual o divina y la encarnación de Dios en nosotros.
El quinto y sexto principio, la voluntad y la conciencia, en las diferentes tradiciones se representan como el alma. Existen dos almas: un alma es humana y la otra es divina. Al alcanzar las iniciaciones mayores, todo iniciado o iniciada debe propiciar las bodas de su alma espiritual o femenina con su propio Espíritu, con su Íntimo. Esa es en última instancia la profunda significación de las bodas del Alma. El Íntimo, el Ser, el Espíritu, el Padre que está en secreto, Dios en nosotros, debe unirse con nosotros mismos, mediante las bodas alquímicas. Eso solo se puede lograr bebiendo el vino santo de la transmutación alquimista; pero a condición que el alma quiera, anhele fundirse en el Íntimo. De allí que el primer milagro de Jesús de Nazaret, al inicio de su Gran Obra, haya sido la transmutación de las aguas de la vida en el vino de luz del alquimista en las bodas de Caná. En el caso de Vasti, no hizo el esfuerzo, no le interesó realizar tal prodigio después de los siete días simbólicos. Así ocurre con las multitudes: no les interesa fundirse con su dios Íntimo.
El secreto indecible
Contrario a los cuestionamientos de los literalistas que no comprenden las razones esotéricas del silencio y secreto de Ester obedeciendo la prohibición dada por su gurú, por su maestro, por su Señor. Ester guarda obediente el secreto indecible.
Ese secreto se encontraba debidamente oculto por el pueblo de Israel a lo largo de años, siglos y milenios. Es el secreto de la sexualidad sagrada oculto tras el mandamiento de “no fornicar”. Es el secreto del pueblo de Is – Ra– El. El pueblo de Israel, es el que conserva los misterios Isíacos, el culto al Sol espiritual (Ra), que sabe que Dios dentro de sí, es Él. Él es Él, Yo Soy Él, Él es Él. Con todo respeto para el pueblo judío; no todos los judíos pertenecen al pueblo de Israel, en sentido inverso: no es indispensable ser judío de etnia o religión para pertenecer al pueblo de Israel, el pueblo elegido. Para pertenecer al pueblo de Israel, se necesita acatar, respetar y cumplir el pacto de Dios con Abraham, que es el de la circuncisión, un pacto, a todas luces sexual y que va más allá de la mutilación del escroto. Su sentido simbólico nos enseña que es un pacto de sexualidad sagrada, de magia sexual trascendente. Una forma de sexualidad y religiosidad. Una comprensión de la sexualidad desprovista de morbo, del pecado, del tabú, del asco, la culpa y la vergüenza. Es la posibilidad de la redención por la misma puerta por la que la humanidad salió del paraíso. Por la puerta del sexo, a consecuencia de la fornicación, salió la humanidad del paraíso, por la puerta del sexo, no fornicando, como puede volver.
Por eso, hay tantas referencias hermosas y hasta sublimes al valor inmenso del secreto de Ester, a lo largo de las Sagradas Escrituras, como los espías que mandó Josué, hijo de Nun con ocasión del sitio de Jericó. En forma contraria, confesar indebidamente el secreto indecible, le costó a Sansón rodar ante Dalila, cuando durmió su conciencia. Por eso, en la Sabiduría de Salomón, se lee: “En secreto hicieron sus sacrificios los hijos santos de los buenos, y de común acuerdo hicieron este pacto divino, de que los santos participasen igualmente de los mismos bienes y peligros, cantando antes las alabanzas de sus padres”. Y en los salmos: “Puesto que amas la verdad en lo íntimo, ¡instrúyeme en el secreto de la sabiduría!”(Sal 51:8)
“Entonces, acercándose los discípulos, le dijeron: ¿Por qué les hablas por parábolas? El respondiendo, les dijo: Porque a ustedes les es dado saber los misterios del reino de los cielos; mas a ellos no les es dado. Porque a cualquiera que tiene, se le dará, y tendrá más; pero al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado. Por eso les hablo por parábolas: porque viendo no ven, y oyendo no oyen, ni entienden”. (Mt 13:10-14) Jesús mismo, en ocasiones actuó en secreto, como se lee en los siguientes versículos: “Pero después que sus hermanos habían subido, entonces él también subió a la fiesta, no abiertamente, sino como en secreto”. (Jn 7:10) “Habiendo dicho esto, fue y llamó a María su hermana, diciéndole en secreto: El Maestro está aquí y te llama. Ella, cuando lo oyó, se levantó de prisa y vino a él. Jesús todavía no había entrado en la aldea, sino que estaba en el lugar donde Marta le había encontrado”. (Jn 11:28-30) “Mas cuando tú des limosna, no sepa tu izquierda lo que hace tu derecha, para que sea tu limosna en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público”. (Mt 6:4-5) “Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público”. (Mt 6:6)
Es por el cumplimiento del pacto sagrado, del secreto indecible que podemos formar al Hijo del hombre en nosotros y cumplir la palabra “fui modelado en secreto y bordado en las profundidades de la tierra”.(Sal 139:15)
El hieros gamous, el matrimonio sagrado
El matrimonio entre Ester y el rey, puede estudiarse desde muchos puntos de vista; pero es mejor verlo desde dos perspectivas o vías de interpretación. Ambas, desde lo íntimo, desde la conciencia de cada individuo. Por un lado, ya hablamos de la constitución íntima de cada ser humano, de que el Alma, en realidad, son dos almas. De allí, el misterio de las almas gemelas. Hay un anhelo perenne por encontrar al alma gemela.
Lo que desconocemos es que el alma humana, lucha, trabaja, batalla, combate, se esfuerza por encontrar a su pareja, el alma divina, espiritual. Para conquistarla o rescatarla es capaz de iniciar y culminar con éxito toda una guerra santa, la guerra contra sí mismo.
Ester, en los momentos cruciales, se viste con las vestiduras reales y luce su esplendor, es decir, los trajes del alma. Como en la parábola de los invitados a la fiesta, solo aquellos que van vestidos con los trajes del alma tienen derecho de participar de la fiesta en el matrimonio sagrado. Esos trajes luminosos, constituyen las partes espirituales de nosotros mismos, plenamente realizadas, es decir, nuestra vitalidad, nuestra mente, nuestra voluntad y conciencia. Antes del encuentro crucial con su rey, después de 30 días sin verle, Ester viste de luto, en clara alusión al trabajo de contrición, de comprensión de los elementos indeseables de conducta, previo a la eliminación definitiva de todos los enemigos del pueblo de Israel.
La diosa perdida tiene varios nombres. En muchas cosmovisiones, es la diosa de la sabiduría o simplemente la sabiduría y así puede entenderse en el Judeocristianismo, donde explícitamente no hay un culto a la diosa; sino más bien en forma oculta. Así se puede encontrar en el libro de “La Sabiduría”, como en el “Cantar de los cantares” de Salomón. En el libro de la Sabiduría, si leemos entre líneas, se refiere muchas veces a una mujer, la mujer símbolo. La bella novia o esposa del Cantar de los cantares, es otro ícono representativo de la mujer que comprende la importancia de una sexualidad trascendente, la vive, la práctica y la ama. En este tipo de matrimonio, ambos se unen para vivir una sola vida. Poco a poco van reconociendo que su pareja, les llena de felicidad. La mujer símbolo, como Ester, hace todo lo posible para estar hermosa, para que él esté contento de estar con ella.
Como la Magdalena bíblica sabe que tiene que olvidar a todos sus falsos amantes y consagrarse al verdadero rey y como en el caso del rey Asuero, él también tiene olvidar a todas sus amantes y consagrarse a su reina. Él debe estar dispuesto a darlo todo por un solo beso de su amada.
El alma humana está representada en el héroe de todas las tradiciones, que combate incesantemente hasta ser merecedor de su amada. El alma divina o Budhi, está representada en la bella Helena, Penélope, Ginebra, la Walkiria, Sac Nicté, la reina de los jinas y tantas hermosas mujeres de la mitología universal, la divina Shakty o potencia femenina del Ser interno.
El desposorio de las almas gemelas, es la fuente y base de la magia blanca que permite que cualquier criatura humana, adquiera de hecho y por derecho la estatura divina. Helena o Ester, representa los desposorios de Nous, la divinidad, el Ser, el Íntimo con la conciencia y voluntad. De esta manera el alma o las almas son dotadas de divinales poderes. Helena, Ester, es el Shakti, la potencia femenina del Ser interno. De esta manera Ella y Él constituyen las almas gemelas dentro de nosotros mismos.
La fuente y base de la alta magia se encuentra en el desposorio perfecto de Buddhi – Manas, ya en las regiones puramente espirituales o en el mundo terrestre. El matrimonio de Ester con el rey Asuero, significa, claramente, los desposorios de Nous – Atman-Buddhi – con manas – el alma humana o causal -, unión mediante la cual se identifican conciencia y voluntad, quedando por tal motivo dotadas, ambas almas, con divinales poderes. La esencia de Atman – del primordial, eterno y universal fuego divino – se encuentra contenida dentro del Buddhi, la que en plena conjunción con el manas causal o alma humana, determinan el masculino-femenino.
El y ella: Buddhi-Manas, son las almas gemelas dentro de nosotros mismos, aunque el animal intelectual – todavía – no las tenga encarnadas; son las dos hijas adorables de Atman, el Intimo; son el esposo y la esposa, eternamente enamorados. Tal amor tiene infinitas correlaciones, ya en los pares conjugados de los soles dobles del cielo y en el de laTierra con La luna; ya en el “anfiaster” protoplasmatico de las células determinantes, en el misterioso fenómeno de la “cariocinesis”, o duplicación morfológica de la célula una; ya en el universal simbolismo de las epopeyas y de toda la restante literatura, donde el amor ideal entre dos seres del sexo opuesto, constituyen el alma mater de la producción literaria. El desposorio – Buddhi-Manas – solo es posible mediante el coito químico. El goce sexual es un derecho legítimo del hombre.
En el caso de la doncella Ester, es huérfana. Ha perdido a sus padres espirituales, es decir, su Padre interno y su madre Divina, es el alma humana que ha caído en la generación animal, al cometer la herejía de la separatividad y querer distinguirse como Ego. Como ocurre en el caso de las mujeres, Ester espera anhelante el desposorio con su bienamado, con el príncipe azul de los cuentos de hadas, con su rey.
El otro aspecto simbólico de la pareja de hermanos y esposos está directamente relacionado con el ser humano que comprende, que es en pareja, con su pareja (hombre o mujer), que puede alcanzar la redención, a condición de cumplir con los mandamientos sexuales de Jehová, comprendiendo que el goce sexual es un derecho legítimo del ser humano, que el legítimo enamoramiento nunca está separado del sexo. El acto sexual es ciertamente la consustancialización del amor en el realismo psico-fisiológico de nuestra naturaleza. El coito químico, la cópula metafísica, resplandece gloriosamente en el cenit del ideal, sin la más leve sombra de impureza. En el amor: él y ella, pueden convertirse en dioses, retornar al paraíso perdido.
Por ese motivo, Timothy Freke y Peter Gandy, en su obra: “Jesús y la diosa perdida”, intuyen que “los cristianos originales practicaban la «espiritualidad en pareja».
Valoraban a hombres y mujeres por igual como expresiones de Dios y Diosa. Veían la división de los sexos como una correlación de la dualidad primaria que es fuente de creación, dualidad que, cuando se unifica, como en el acto del amor, aporta la bienaventuranza de la unión que llaman «Gnosis»”.
Por eso explican que: “Pablo explica que era práctica aceptada que los hombres gnósticos cristianos viajaran con una mujer como compañera espiritual, a la que él denomina «hermana-esposa». El propio Pablo viajaba con una mujer llamada Tecla y menciona a otras mujeres: Prisca, Junia, Julia y la hermana de Nerueus, que trabajaban y viajaban en pareja con sus «maridos-hermanos». Entre los equipos gnósticos integrados por hombres y mujeres de los que tenemos noticia se encuentran Simón y Helena, Dositeo y Helena, Apeles y Filomena, y Zósimo y Teosebeia. El sabio gnóstico Montano, famoso por su seguimiento de las mujeres extáticas, viajaba con dos mujeres, Priscila y Maximila”.
.el mito de la diosa perdida, explica por qué el rey Asuero manda a buscar a su reina en todo el Imperior, cuando reconoce que ha amado falsamente, que estaba enamorado equivocadamente, que por efectos de la borrachera psicológica, el sueño de la conciencia, adoró al Ego, a su lujuria y como Herodes, en la tragedia de Juan el Bautista, está dispuesto a que su falsa diosa baile desnuda ante los invitados. En el Nuevo Testamento, el papel de la diosa perdida le corresponde a María Magdalena. El rescate de la importancia de lo femenino el culto a la divinidad y en la búsqueda del retorno a las raíces es esencial. Juntos salimos del paraíso, juntos habremos de volver.
Por ese motivo Margaret Starbird, en su obra: “La Diosa en los Evangelios”, explica: Es hora de decidir si puede haber una alternativa previa a la saga cristiana que resuene con verdad e inspiración y que vuelva a abrir nuestra mente y nuestro corazón a la nueva palabra de Dios que busca habitar entre nosotros. Esta versión «reclamada» incluiría lo femenino, descuidado y olvidado hasta ahora, liberándonos por fin de largos siglos de tradición orientadas hacia lo masculino y de la asfixiante hegemonía de los sacerdotes célibes, para los cuales la mayor virtud ha resultado ser siempre la obediencia, antes que el amor. La aparente misoginia del cristianismo no no se manifiesta en la Iglesia desde sus comienzos ni aparece jamás en las enseñanzas de Jesús. Mi intención es restaurar el paradigma de la unión sagrada que en una época estuvo en el centro mismo del mensaje cristiano”.
Starbird, está convencida que “Para los primeros cristianos, la diosa en los evangelios era María Magdalena, cuyo epíteto quería decir «elevada» o «atalaya/fortaleza»” “La honraban como la compañera de Cristo”. Sostiene que por eso los Cátaros creían en una auténtica Iglesia del amor, es decir, una Iglesia donde es lícito el amor puro entre hombre y mujer, entre diosas y diosas. Indudablemente, por eso, originalmente, la Iglesia, se asentó en Roma, debió ser originalmente, la Iglesia del Amor (Roma al revés: amor).
Starbird, se plantea además: “¿En qué tipo de mundo viviríamos ahora si los fundadores del cristianismo hubieran reconocido que la unión sagrada de lo masculino y lo femenino, de la Novia y el Novio, estuvo en una época en el corazón del mensaje cristiano y representaba la relación índima de Jesús con María Magdalena? ¿Qué hubiera hecho por nosotros el mandala de la unión que existía en el cristianismo original, si no lo hubiesen destruido en la cuna de la nueva religión? ¿Qué consecuencias han tenido para nuestra psique, a lo largo de los siglos, los modelos de la “madre virgen” y el “hijo célibe?. Durante dos milenios, estas doctrinas nos han privado de un modelo para relacionarnos entre nosotros como compañeros reales e iguales, de carne y hueso.
No nos han enseñado a honrar nuestro cuerpo como recipiente sagrado de la vida, y este descuido de nuestro propio cuerpo se ha extendido también a nuestro planeta, a nuestra querida madre recipiente. ¡Qué diferente hubiese sido nuestra experiencia si hubiésemos entendido la unión sexual como algo sagrado!”
La sexualidad sagrada
Detrás de la historia de Ester preparándose para el encuentro con su rey, se esconden los secretos de las artes amatorias más sublimes contenidas en la sexualidad sagrada y de la cual, se puede extraer información bíblica, al leer entre líneas, el Cantar de los cantares y en algunos apartados del libro de Tobías. Las candidatas debían recibir masajes frecuentes y pasar por largos tratamientos de belleza. A cada joven le llegaba el turno de presentarse al rey Asuero al cabo de doce meses, según el estatuto de las mujeres. Los días de preparación se empleaban en ungirse, durante seis meses con aceite de mirra y otros seis meses con aceite balsámico, los masajes, cremas de belleza, aromas y perfumes que usan las mujeres. Sin duda, además, durante esos meses, las mujeres recibían educación en relación con las costumbres de la corte y preparación física. A la que le llegara su turno, se le proporcionaba todo lo que pidiera para halagar al rey. Al atardecer, ella misma entraba, y por la mañana ella misma regresaba a la casa de las concubinas, a cargo de Saasgaz, el eunuco del rey, a cargo de las concubinas. No entraba más adonde el rey a no ser que el rey se hubiera prendado de ella y fuera llamada por su nombre. Es indudable, que la Ester bíblica, la mujer símbolo, pasa a ser la favorita del rey, la reina esposa, no solo por su belleza extraordinaria, carácter y cualidades de su ser; sino también por su sexualidad, es decir, por su capacidad amatoria de proveer satisfacción íntima a su rey, a su amante; más que ninguna otra. Esta preparación se adquiere cuando se comprende la importancia de la no fornicación para obtener dicha sin límites.
El cetro de poder
A lo largo de la historia de la reina Ester, aparecen reiteradas alusiones al cetro de oro del rey Asuero, que tiene íntima relación con el bastón de los patriarcas, el báculo de poder o la varita mágica de los magos. Recordemos que “Moisés mismo, durante su peregrinaje,
llevaba siempre la vara del poder real y que, transformaba la vara en una serpiente. Ese cetro de oro, se corresponde maravillosamente con el báculo pontificio, la maza de Hércules, el bordón de los peregrinos, el Iod de los rabinos, la tau egipcia. Todo el poder real se encuentra en el cetro de oro, la columna vertebral por donde asciende victoriosa la serpiente ígnea de los mágicos poderes.
El culto a Ishtar
Ishtar, era la diosa babilónica del amor, la belleza, la vida y la fertilidad; equiparable a otras diosas de la antigüedad con similares, atributos, como es el caso de Venus o Afrodita. Su culto estuvo asociado principalmente a la sexualidad sagrada; adorada como reina del Cielo y asociada a Venus.
Su símbolo era una estrella de ocho puntas, lo que para algunos representa a Eva en los misterios de la Cábala hebraica. También nos recuerda la ley de Octava o ley de Siete principios: el número ocho, recuerda a los ocho cabires, el signo del infinito, el santo ocho, el caduceo de Mercurio, a las notas musicales de un Do al siguiente Do y a los ocho días de la Semana Santa, desde Domingo de Ramos, hasta Domingo de Pascua o de Resurrección. En algunas representaciones aparece colocando un pie sobre un león (el león de la Ley divina), en clara alusión al Arcano XI de la Cábala: el León domado, la persuasión, una de las características del arquetipo de Ester.
Muy oportuno resulta citar a Timothy Freke y Peter Gandy, quienes explican que: “Para los gnósticos, las estrellas eran una fuente de imaginería con la que expresar sus enseñanzas místicas. Mientras todo lo que hay en la tierra se encuentra en un estado de perpetua mutabilidad, las estrellas giran en el cielo según patrones fijos y determinados. Por eso se emparejan con los dioses celestiales, los arquetipos permanentes de los que el mundo es una expresión mutable”.
Los tres traidores
Como es común en las tradiciones esotéricas, los paralelismos no se hacen esperar. Uno de ellos, es el de la tradición de los “tres traidores”, como en las tradiciones masónicas asociadas a los “tres traidores de Hiram Abiff”. De Hiram, de quien se habla más o menos extensamente en el primer libro de Reyes, capítulo V.
Hiram, era el rey de Tiro y proveyó toda la madera de Líbano (IAO) y proveyó albañiles y canteros, para la construcción del templo de Salomón. En el capítulo VI de dicha obra sagrada, se narra que Salomón, hizo traer de Tiro a Hiram, quien estaba lleno de sabiduría, inteligencia y ciencia en toda obra de bronce, para que construyera las columnas del pórtico del templo: Jaquín a la derecha y boaz a la izquierda. Este otro Hiram, es Hiram Abif, de quien se habla explícitamente en el segundo libro de Crónicas:
“Yo, pues, te he enviado un hombre hábil y entendido, Hiram-ab”. (2:13)
En las tradiciones de los masones, tres obreros del templo inconformes con su nombramiento y salario deciden secuestrar y matar al arquitecto del templo, al mismísimo Hiram Abif. Tiempo antes, en Números 16, se narra la “Rebelión de Coré” con tintes similares. En este caso: Coré Datán y Abirán, se rebelan contra Moisés y que fueron tragados por la tierra”. Esa tradición mística se repite también en el Drama Cósmico. En esta ocasión en el papel de Judas (quien representa al demonio del deseo), Pilatos (al demonio de la mente) y Caifás (el demonio de la mala voluntad).
En el libro de Ester esos traidores son los eunucos del rey: Bigtan, Teres y Amán. Indudablemente, como en el Drama Cósmico, Amán, lo mismo que Caifás, es el más perverso de los tres. Los dos primeros pretenden asesinar al rey. Mardoqueo los descubre y los denuncia ante la reina, quien se lo advierte a su amado. “Se investigó el caso y resultó verdadero; por lo que fueron colgados los dos del madero y se consignó por escritos, en los Anales, en presencia del rey”. (Est 2:23). El otro traídor, es Amán, el favorito del rey, quien mediante los pur (en acadio) los goralot (según el Judaísmo), la tradición de echar suertes, logra un decreto real para realizar un genocidio sobre el pueblo judío en el imperio Persa.
Los diez hijos de Amán, nos recuerda a los diez sephirot invertidos de la Cábala hebraica, los kliphos que detentan el poder de forma ilegal en cada uno de los 127 (1 + 2 + 7 = 10) distritos que constituyen todo el reino, en cada una de las parte espirituales de la constitución interna del ser humano: el cuerpo físico, la vitalidad, la emoción y sentimientos, la mente, la voluntad, la conciencia, el Espíritu y la Trinidad en nosotros.
Ester e Ishtar
Del paralelismo de Ester con Ishtar, es oportuno citar las palabras de Timothy Freke y Peter Gandy, que en su obra Jesús y la Diosa perdida, quienes sostienen que en tiempos antiguos “había existido la tradición de una diosa judía. En otro tiempo, los israelitas habían alabado a la diosa Asherah como consorte del dios judío Jehová. En el siglo V a. C. era conocida como Anat Jahu”. Entre las notas correspondientes, explican que “Un vestigio del culto de Ishtar y Marduck sobrevive en el Libro de Ester del Antiguo Testamento como la historia de Ester y Mordecai) narrada en Est 8:2: “El rey se sacó el anillo que había mandado quitar a Amán y se lo entregó a Mardoqueo, a quien Ester encargó de la hacienda de Amán”. Algunos investigadores afirman también que los judíos asentados en Elefantina, Egipto, en el siglo V a. C. adoraban a Jehová y a su diosa Anat Jahu”. El dios Marduck, en la tradición de los pueblos de Mesopotamia, fue el soberano de los hombres y los países, el sirviente diario del templo, asociado a Júpiter y símbolo del alma. En otras tradiciones se asocia al planeta Marte.. Fue el dios supremo de Babilonia . Se le representa muchas veces, con figura masculina sobre dragones-serpientes. En la tradición babilónica el dio Marduck fue desterrado en un tiempo y al retornar de su exilio, fortificó la ciudad y mejoró el sistema de aguas subterráneas. En la Epopeya de Erra, se narra que el dios Nergal/Erra intentó ahuyentar a Marduck de Babilonia. Marduck advierte que “El día que deje mi asiento, dejará de subir agua del pozo. Las aguas ya no subirán. El brillante día resonará en oscuridad y soplarán los vientos de la sequía”.
Es innegable que hay muchos elementos comunes entre Ishtar y Marduck y Ester y Mardoqueo. En la historia de Marduck, hay una persecución religiosa contenida en la Epopeya de Erra, en la cual los Annunakis, adversan el culto a Marduck y en la historia de Ester, Amán y sus seguidores, adversan a los judíos. Al igual que Vasti asociada a Mashti, Amán, se asocia a otro dios elamita: Hamman. Pero, más allá del hecho histórico y las correlaciones con otros cultos, se esconde el simbolismo esotérico, que es el que realmente nos ocupa. Ambas historias nos hablan de la “guerra santa” entre dos pueblos, en el interior de cada ser humano. Por un lado: los infieles, los impíos, los incircuncidados, es decir, la legión de elementos indeseables de conducta que constituyen el Ego, el mí mismo, el sí mismo; nuestros defectos de carácter. Por otro lado: está el pueblo de Dios, los valores, las partes superiores del Ser, nuestras cualidades, virtudes y valores positivos del Espíritu. El intento de genocidio por Amán y los Amalecitas contra los judíos y la “Gran batalla”, tiene paralelismos también con la persecución egipcia a los israelitas por el desierto hasta su desenlace en el mar Rojo. Indudablemente, los relatos bíblicos son recurrentes, solo cambian los escenarios, ciertos detalles y personajes.
Particularmente, en el caso de la rivalidad entre los hebreos y los amalecitas surgió en el Éxodo, cuando los israelitas, caminaban por el desierto en busca de la tierra prometida y eran víctimas de atracos, fechorías y constantes ataques por los amalecitas; tal como se narra en la guerra contra Amalec, quedó establecido el decreto de Jehová: “raeré del todo la memoria de Amalec de debajo del cielo. Y Moisés edificó un altar, y llamó su nombre Jehová- nisi; y dijo: Por cuanto la mano de Amalec se levantó contra el trono de Jehová, Jehová tendrá guerra con Amalec de generación en generación” (Ex 17:14-16); asimismo en Deuteronomio: “Acuérdate de lo que hizo Amalec contigo en el camino, cuando salías de Egipto; de cómo te salió al encuentro en el camino, y te desbarató la retaguardia de todos los débiles que iban detrás de ti, cuando tú estabas cansado y trabajado; y no tuvo ningún temor de Dios. Por tanto, cuando Jehová tu Dios te dé descanso de todos tus enemigos alrededor, en la tierra que Jehová tu Dios te da por heredad para que la poseas, borrarás la memoria de Amalec de debajo del cielo; no lo olvides. (Dt 25:17-19). De allí que, en el primer libro de Samuel, se lee que Saúl perdonó al rey de los amalecitas y no destruyó sus bienes; por lo que esto no agradó a Dios. (Sam 15).
Es claro que detrás de los hechos de estos pueblos, se esconde un simbolismo íntimo, el del trabajo interior en el desierto del propio cuerpo, que cuando el iniciado decide emnprender su camino de retorno al Padre, a la tierra prometida, hay fuerzas oscuras muy poderosas que se le oponen, le saquean e intentan destruirle. Es claro que en lo íntimo, esas batallas entre israelitas y amalecitas corren paralelas a las guerras que se narran en todas las antiguas cosmovisiones, como la gran guerra entre dos humanidades en el Mahabarata: la humanidad solar y la humanidad lunar. Pero en lo más íntimo se refiere a la lucha entre las partes superiores de nosotros mismos, a las partículas divinas que llevamos dentro, en nuestro propio Ser y los elementos indeseables de conducta, que constituyen la personificación de nuestros errores, nuestro querido Ego.
En el culto a Ishtar, muchas veces, está es representada con un bebé en sus brazos, Marduck siendo niño, en asociación a Isis amamantando a Horus y las múltiples representaciones de María y el niño Jesús. En otras, Ishtar es presentada como prima de Marduck y tienen por enemigos a Miahti y Hamman. Sin embargo, Ester, no tiene figura de madre, sino de esposa. En este sentido, hay que entender el triple rol de la mujer símbolo: de abuela, madre y esposa o de madre, esposa e hija. En este caso, Ester y el rey, se equiparan a la pareja sagrada Isis-Osiris, Ixbalanqué-Hunahpu, Jesús-María Magdalena para citar algunos ejemplos. De allí el culto primaveral a Astarté y el culto llamado “Easter” a la fertilidad.
Freke y Gandy, ya citados, establecen los siguientes paralelismos “Los personajes más importantes de esos mitos de iniciación alegóricos eran las diosas perdidas y redimidas y el Dios-hombre que muere y renace. En todo el mundo antiguo se encuentran variaciones regionales sobre estas dos poderosas figuras.
En Egipto eran conocidas como Isis y Osiris; en Grecia, como Perséfone y Dionisos; en Siria, como Afrodita y Adonis; en Asia Menor, como Cibeles y Atis; en Mesopotamia, como Ishtar y Marduk; en Persia, como la Magna Mater y Mitra; en la zona de alrededor de Judea, como Asherah y Baal. Los gnósticos paganos eran conscientes de que todos estos dioses hombre y diosas eran básicamente dos arquetipos míticos universales. A veces utilizaban el nombre general «Gran Madre» para referirse a la Diosa y «Osiris-Dionisos» para referirse al Dios-hombre”.
De los restos arqueológicos de la antigua Sumeria, se sabe que hubo siete u ocho templos dedicados a Ishtar y que la puerta principal de las ocho de las columnas interiores de la ciudad de Babilonia y que daba acceso al templo de Marduck, era conocida como la puerta de Ishtar
El arquetipo de Ester
Un arquetipo, es el tipo ideal, abstracto o esencial. El modelo original a seguir, a imitar, a conquistar, a realizar como ideal de perfección. Es la fuente, principio y origen o patrón ejemplar de ideas, seres, objetos. De tal manera que, como Jung lo dedujo, podemos encontrar un modelo perfecto de mujer en las diosas clásicas; pero también en las Sagradas Escrituras Judeocristianas. De esta manera, que generalizando un poco más el asunto. De tal manera que, por ejemplo, podemos encontrar un arquetipo de mujer o de persona en cada ciclo de la vida, en cada mes o signo del zodíaco, en cada año del horóscopo chino o en cada nawal maya o en cada número del Eneagrama. En forma similar, podemos afirmar, sin temor a equivocarnos, que, todos los personajes de la Biblia hebrea, tienen actualidad palpitante en la conciencia individual. En tal sentido, más importante que estudiar al Jesús histórico, es encontrar y realizar al Cristo íntimo. Más importante que la Ester que vivió exiliada en Persia, es la Ester que se encuentra dentro de ti como mujer.
Analicemos a continuación algunos aspectos interesantes del modelo de mujer, llamado Ester.
Su historia tiene algunas similitudes con las de Judit, otra mujer del Antiguo Testamento y cuyo libro es aceptado por algunas iglesias cristianas y calificado como apócrifo por otras. Ambas mujeres son heroínas, que arriesgan su vida por su Pueblo. Ester, es la judía de la diáspora, es pacifista y lo logra por la persuasión, la sabiduría y el poder espiritual del ayuno. Judit, es guerrera, audaz, quien se percata de que el general enemigo se ha enamorado de ella. En apariencia cede a sus encantos, lo embriaga y lo decapita.
Se transluce que Ester salva a su Pueblo gracias a sus notables encantos femeninos, la seducción, su poder sexual trascendente y por amor. Ella arriesga su vida durante el banquete y cuando, mientras bebían, dijo el rey a Ester: “¿Cuál es tu petición, reina Ester, y te será concedida? ¿Cuál es tu demanda? Aunque sea la mitad del reino, te será otorgada. Entonces la reina Ester respondió y dijo: Oh rey, si he hallado gracia en tus ojos, y si al rey place, séame dada mi vida por mi petición, y mi pueblo por mi demanda. Porque hemos sido vendidos, yo y mi pueblo, para ser destruidos, para ser muertos y exterminados. Si para siervos y siervas fuéramos vendidos, me callaría; pero nuestra muerte sería para el rey un daño irreparable”. (Est 7:2-4)
Entre las cualidades de su arquetipo: tiene los dones de la profecía, la persuasión y la sabiduría, el juicio claro, el heroísmo, devoción, autodominio, auto control, determinación, fuertes convicciones, persuasión, discreción, amabilidad, amor filial, humildad, modestia y abnegación; no se olvida de sus raíces, ni de los suyos. Es mujer de fe, valiente, intrépida, está dispuesta a dar la vida por sus seres queridos y por su pueblo. Es prudente, leal, confidente, responsable, gran estratega, firme, sincera, asertiva, pacifista, sociable, amistosa y obediente a lo que se le ha indicado. Está siempre a favor de la justicia y la misericordia. A falta de diosas en el Judaísmo, es la reina mediadora; uno de los rasgos característicos de la Diosa, de la bendita Madre. Recordemos la intervención de la Virgen María, en la transmutación del agua en vino, en las bodas de Caná.
Quien intercede por su Pueblo, ante el rey. Es la abogada y protectora de su Pueblo. El rey se pone en sus manos, gracias al gran poder de atracción sexual, por su belleza y encantos que ella posee y le ofrece la mitad de su reino, al amarla.
“Según la tradición cabalística, cada uno de los nombres corresponde a un diferente nivel espiritual. De ahí que Hadasá represente la justicia, es decir, una esfera que corresponde a la infinitud divina. Por lo tanto, el nombre Ester (álef, sámej, tau, resh) tiene su origen en la voz hebrea “hester” (he, sámej, tau, resh) cuyo sentido es “oculto”, “escondido”, y corresponde al carácter oculto de Dios. Así se nos revela en el texto de Deuteronomio 31:18, donde se muestra la decisión divina de ocultar su rostro ante la práctica idolátrica del pueblo: “Pero ciertamente yo esconderé mi rostro (hebreo: ‘haster hastir’, “completamente me ocultaré’) en aquel día, por todo el mal que ellos habrán hecho, por haberse vuelto a dioses ajenos.” (Joaquín Yebra: Hadasá)
Como ya hemos analizado ampliamente Ester, representa a la pareja del buscador de la luz. Ella y Vasti, en última instancia representan dos aspectos de la mujer: la mujer hembra que solo incita a la fornicación y la mujer que intuye, que anhela, que busca la redención, que es encontrada, salvada y salva a su pareja mediante el milagro del amor. Este amor, no es ideal, es real, es el amor cimentado en la piedra bruta del sexo, que debe ser trabajada, cincelada y pulida. Ester, a la vez, se encuentra en lo más hondo del ser humano. Constituye una parte superlativa del Ser, que impulsa a la castidad y al trabajo interior. Es en última instancia, la representación del Eterno femenino a quien, como lo hizo Mardoqueo, en la suprema desesperación ante el inminente genocidio que les esperaba, responde al suplicante, como Isis, en el ritual egipcio, se le implora diciendo: “¡Tú que haces que Osiris triunfe de sus enemigos, defiéndeme contra los míos, coge también con tus lazos a los enemigos míos”.
Ester, como es lo usual, en el arquetipo del Eterno femenino tiene varios aspectos. El primero con el que aparece, es el de huérfana. La diosa, ora es huérfana, ora es esposa, ora es viuda, como Isis al morir Osiris y como María Magdalena con la crucifixión del Señor.. Los seres humanos somos huérfanos porque perdimos a nuestros padres. Pistis Sophía, al distinguirse como Ego, cayó en la generación animal. En forma similar, el alma perdió a su Íntimo y quedó huérfana. En su aspecto de madre o reina del pueblo de Dios, escucha al iniciado, al Mardoqueo que llevamos dentro, al que lucha y trabaja, a fin de obtener el permiso de la ley divina para limpiar la ciudad interior de todos sus enemigos. El número 30, nos recuerda las 30 monedas de plata, que entre los arcanos de la Cábala, se corresponde con el intercambio necesario entre las fuerzas de luz y de las fuerzas de la oscuridad. El juicio al que somete Ester, los actos de Mardoqueo y de Amán, tienen indudablemente, también paralelismo con el Drama Cósmico y el juicio del Señor. Los tres días de dolor, tribulación y ayuno de Ester y su pueblo, que vive un luto ante su destino decretado, es una velada alusión a la muerte espiritual, que culmina con la victoria del Señor en la Pascua, en la Resurrección y con la victoria de los judíos en todo el Imperio persa.
Referencias
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Swindoll, Charles r. (2014). Ester –Una mujer de fortaleza y dignidad. Mundo hispano. Colombia.
[1] Meguilót o megillot
[2] El Antiguo Testamento, entre los hebreos.
[3] El Pentateuco, entre los hebreos.
[4] Tal como aparece en Jn 5:39 Reina Valera
[5] Mt 6:4-5
[6] En la Septuaginta y en parte de la versión Nácar Colongua, se asocia con Artajerjes, sucesor de Jerjes.
[7] Por esa época el imperio Aqueménida, incluía lo que hoy es Irak, Turquí,a siria, Líbano, Irán, Afganistán, Palestina, Egipto, Israel, entre otras regiones.
[8] Whastí, (en el Ketuvim, en el Tanaj, hebreo), Vastí (en la Biblia de Jerusalén) o Astín (en la versión griega)
[9] [Hegay, Hegué, Hegue o Gai en las diferentes versiones bíblicas.
[10] Bigtán y Téresh en el Tanaj