El Ego y la Psicología no gnóstica
Según el DRAE, el Yo se define como la: parte consciente del individuo, mediante la cual cada persona se hace cargo de su propia identidad y de sus relaciones con el medio.
En el Diccionario Práctico del Estudiante, también de la RAE, el Ego, se define como la parte de la personalidad, parcialmente consciente que se reconoce como yo, y actúa como intermediario entre los instintos, los ideales y la realidad. Coloquialmente, se asocia al Ego con el exceso de autoestima. Y en Wikipedia, se explica que “en psicología, yo o ego (del latín), se define como la unidad dinámica que constituye el individuo consciente de su propia identidad y de su relación con el medio; es, pues, el punto de referencia de todos los fenómenos físicos”.
Sin embargo, en esta enciclopedia virtual, se hace una estupenda aproximación a las concepciones gnósticas, cuando amplia el concepto del Ego o yo psicológico desde el punto de vista de las filosofías místicas orientales: “En las filosofías místicas orientales, particularmente en el budismo se considera al yo como una ilusión. El yo se presenta como un velo de la mente que induce al sujeto a identificarse con su experiencia provocándole sufrimiento. El Budismo también contrasta fuertemente con otras religiones porque no afirma la existencia del alma, ni de un «sí mismo» o «yo» duradero en el ser”.
Esencia, personalidad y Ego
Los estudios gnósticos difieren profundamente de las diferentes escuelas de Psicología contemporánea, incluido el Psicoanálisis de Freud, acerca de la definición del Ego o yo psicológico. De acuerdo con la Psicología Gnóstica experimental y práctica, en el interior de la máquina humana, hay tres elementos que interactúan a lo largo de la vida. Los tres componentes de la psiquis humana son: la Esencia maravillosa, la personalidad y el Ego o yo psicológico. Estos tres componentes, tienen poca o ninguna relación con el ello, yo y super yo de Sigmund Freud.
La Esencia maravillosa es lo real, el budhata, la chispa divina. Es el conjunto de virtudes, la sumatoria de valores positivos que la máquina humana posee en forma innata. Constituye el material psíquico necesario para fabricar eso que se llama: Alma. En la Psicología Gnóstica se denomina máquina humana u hombre máquina a todo ser humano que no ha logrado el legítimo Nacimiento Segundo.
La divina Gnosis enseña que, un hombre o mujer auténtica es un individuo que ya posee Alma y por consiguiente alcanzó el Nacimiento Segundo. Un individuo auténtico, un dos veces nacido, ha alcanzado tal estado a base de enormes esfuerzos conscientes, innumerables padecimientos intencionales y un paciente trabajo de Alquimia que implica la adecuada acumulación y transmutación del Ens Seminis.
En el individuo auténtico que ha alcanzado el legítimo Nacimiento Segundo, su Esencia maravillosa, se ha desarrollado de manera notable, desde una pequeña chispa divina o germen de Alma, pasando por una Perla seminal, hasta convertirse en un Embrión Aureo para finalmente nacer como auténtica Alma humana. El Alma es la parte humana del Ser. El Ser, es el mismo Espíritu, es el Íntimo o dios íntimo, es Atman el inefable, es Chesed, el maestro interno.
Mediante la experimentación propia, la práctica constante de métodos, técnicas y procedimientos de la Psicología Gnóstica, se puede evidenciar que la Esencia maravillosa, es radicalmente distinta al Ego o yo Psicológico y a la personalidad.
La sabiduría gnóstica enseña que si la Esencia es lo innato, la Personalidad es lo adquirido. La personalidad, es el vehículo de expresión de la Esencia o del Ego. La personalidad es el conjunto de manifestaciones de la máquina humana. En la personalidad se encuentran el carácter, la educación, los hábitos, costumbres, tradiciones y la identidad nacional.
A este respecto Piotr Demianovich Ouspensky, en el Capítulo VIII de su obra: “Fragmentos de una Enseñanza Desconocida”, traslada la siguiente explicación que dio G. I. Gurdjieff a sus discípulos: La esencia en el hombre es lo que le pertenece. La personalidad en el hombre es «lo que no le pertenece» significa: lo que le ha venido de afuera, lo que él ha aprendido, o lo que él refleja; todas las huellas de impresiones exteriores grabadas en la memoria y en las sensaciones, todas las palabras y todos los movimientos que le han sido enseñados, todos los sentimientos creados por imitación, todo esto es «lo que no le pertenece» todo esto es la personalidad.
Más adelante se lee en la obra citada: “Un niño pequeño no tiene todavía personalidad. Él es lo que realmente es. La esencia. Sus deseos, sus gustos, lo que quiere y lo que no quiere, expresan su ser tal cual es. Pero tan pronto interviene aquello que llamamos «educación», la personalidad comienza a crecer. La personalidad se forma en parte bajo la acción de influencias intencionales, es decir, de la educación, y en parte por el hecho de la involuntaria imitación de los adultos por el niño mismo. En la formación de la personalidad también desempeña un gran papel la «resistencia» del niño a los que le rodean y sus esfuerzos por disimular ante ellos lo que le «pertenece», lo que es real”.
La Gnosis y el Ego
Según la Psicología Gnóstica, el Ego o yo psicológico, es el mismo subconsciente, es decir, no tiene nada que ver con la conciencia, con la “parte consciente del individuo” o de la máquina humana. La Psicología Gnóstica explica además que el Ego no constituye “unidad dinámica” alguna, no es individual y mucho menos es consciente. El Gnosticismo Universal de todas las épocas y latitudes, enseña que el Ego es múltiple o plural. De allí que el concepto del yo psicológico, se asocie al de yo pluralizado.
En tal sentido, P. D. Ouspensky, en la primera de sus “Conferencias Psicológicas» explica que: Ante todo, el hombre debe saber que él no es uno; él es muchos. No tiene un Yo permanente e inmutable. Él es siempre diferente. En un momento es uno, en el siguiente momento es otro, en el tercer momento es un tercero, y así sucesivamente, casi sin término.
La ilusión de unidad o unicidad se crea en el hombre, ante todo, por la sensación de un cuerpo físico, luego por su nombre , que en casos normales siempre sigue siendo el mismo, y tercero, por cierto número de hábitos mecánicos que le son implantados por la educación o los adquiere por imitación. Al tener siempre las mismas sensaciones físicas, al oír siempre el mismo nombre, y al notar en sí mismo los mismos hábitos e inclinaciones que tenía antes, se cree ser siempre el mismo. En realidad no hay unidad en el hombre y no hay un centro de control, ni un Yo permanente
Cada pensamiento, cada sentimiento, cada sensación, cada deseo, cada gusto y cada aversión es un «yo». Estos «yoes» no están conectados entre sí, ni coordinados en forma alguna. Cada uno depende de los cambios de las circunstancias exteriores, y de los cambios de las impresiones. Algunos siguen mecánicamente a otro, y algunos aparecen siempre acompañados de otros. Pero en esto no hay ni orden ni sistema
Diferencia entre la Esencia, la personalidad y el Ego
La cosmovisión gnóstica explica que el Ego o Yo pluralizado, no es la personalidad, ni forma parte de ella. El Yo utiliza a la personalidad como vehículo o medio para expresarse. Al yo psicológico corresponden los defectos de carácter: ira, orgullo, odio, pereza, lujuria, rencor, envidia, entre una larga lista de defectos.
Mediante la auto observación, el recuerdo de sí, el desarrollo de la fuerza de atención, la auto exploración, la meditación profunda y en general, con el despertar de la conciencia, el estudiante de Psicología Gnóstica, evidencia que el Ego es independiente de los instintos, aunque puede condicionarlos o intervenir en ellos. Según la Psicología Gnóstica, los instintos, forman parte de las funciones psicosicofisiológicas, Las otras funciones psicofisiológicas de la máquina humana, son el intelecto, las emociones, los movimientos y el sexo.
El yo pluralizado es la causa de los errores humanos y hay que aprender a diferenciarlo de la Esencia e incluso de la personalidad. El yo pluralizado o los “yoes” constituyen agregados psicológicos a la Esencia. Son entidades energéticas sutiles. Envuelven a la Esencia, la atrapan, la encarcelan o embotellan e impiden su manifestación. La Esencia se encuentra disgregada, dispersa, dormida y embotellada por la acción del Ego. Los yoes son elementos subjetivos de las percepciones.
En la Psicología Gnóstica, las sensaciones y percepciones se denominan impresiones. Son impresiones psicológicas que pueden y deben transformarse adecuadamente, como ocurre con el alimento físico o comida. La observación de sí, le permite al gnóstico sincero evidenciar que el yo pluralizado es el resultado de una mala transformación de impresiones. La inadecuada transformación de impresiones es común en la máquina humana debido al sueño de la conciencia.
Ampliando esta explicación, José Jesús Leal, en el capítulo X de su obra: “Psicología del Despertar”, explica lo siguiente: Las impresiones que provienen del mundo exterior al entrar en la máquina humana, no pasando por el estado de autoconciencia, se combinan con antiguos defectos ya existentes, formando una serie de grupos y subgrupos que finalmente constituyen el Yo, el Mí Mismo de la psicología trascendental. Leal, afirma además que: los defectos psicológicos son impresiones no transformadas, formas mentales que resultan de impresiones residuales en los diferentes niveles de la mente.
Mientras la Esencia es innata y la personalidad es lo adquirido, el Ego puede ser innato y puede ser adquirido o desarrollado a lo largo de la vida, pero no es real. La Psicología Gnóstica explica que un niño recién nacido se encuentra despierto porque su Esencia se halla libre del yo. Lamenablemente, con el transcurrir del tiempo logrará atrapar nuevamente a la Esencia, a medida que el niño crezca y se forme en él, la personalidad.
En este sentido, el Kalki Avatar de la Era de Acuario, explica en el capítulo 26 de su obra: «Psicología Revolucionaria» que: Los yoes del recién nacido van y vienen, dan vueltas alrededor de la cuna, quisieran meterse entre el nuevo cuerpo, pero debido a que el recién nacido aún no ha fabricado la personalidad, todo intento de los yoes para entrar en el nuevo cuerpo resulta algo más que imposible… A medida que la nueva personalidad se va formando, los yoes que vienen de existencias anteriores, van penetrando poco a poco en el nuevo cuerpo. Cuando ya la totalidad de los yoes se ha reincorporado, aparecemos en el mundo con esa horrible fealdad interior que nos caracteriza; entonces andamos como sonámbulos por todas partes, siempre inconscientes, siempre perversos.
El trabajo que propone y ha propuesto la Gnosis de todos los tiempos consiste en la eliminación del Ego para liberar a la Esencia maravillosa y que un día cada ser humano logre el nacimiento del Alma, el Nacimiento Segundo y más adelante su Auto Realización Íntima del Ser o liberación final. Este es un trabajo que conlleva una transformación radical de tipo psicológico y espiritual en hombres y mujeres.
El Ego y la Antropología Gnóstica
La Antropología Gnóstica explica que detrás de muchos mitos, tradiciones y acontecimientos narrados por las antiguas mitologías y religiones, se esconde el mensaje de la necesidad de descubrir al yo pluralizado y su eliminación para lograr la liberación de la Esencia.
En el antiguo Egipto de los faraones, los yoes, son los demonios rojos de Seth que atraparon al dios Osiris. En la India milenaria, el dilema al que se enfrenta el príncipe pandava Arjuna, al inicio del Bhagavad Gita, narra el conflicto del iniciado, de enfrentarse a lo más querido. Detrás del combate de Arjuna a sus propios familiares y amigos más cercanos al que lo incita Krisna, se esconde la enseñanza del yo pluralizado y su eliminación.
Al final del inmortal poema épico: La Odisea, se narra el combate que libra Ulises, con ayuda de su hijo Telémaco, de su lanza, de su arco y sus flechas y que, culmina con la muerte de todos los nobles usurpadores de su hogar. Los combates de Arjuna y de Ulises, tienen la misma significación esotérica. Esa lucha íntima requiere de enormes sacrificios y mucha fuerza de voluntad. Por eso los gnósticos afirman: “Nuestro lema divisa es Telema (voluntad)”.
En el Evangelio cristiano se habla del endemoniado gadareno: “Y le preguntó: ¿Cómo te llamas? Y respondió diciendo: Legión me llamo; porque somos muchos: Y le rogaba que no los enviase fuera de aquella región. Estaba allí cerca del monte un gran hato de cerdos paciendo. Y le rogaron todos los demonios , diciendo: Envíanos a los cerdos para que entremos en ellos. Y luego Jesús les dio permiso. Y saliendo aquellos espíritus inmundos, entraron en los cerdos, los cuales eran como dos mil; y el hato se precipitó en el mar por un despeñadero, y en el mar se ahogaron”. (Mr 5:9-13).
Los cristianos hablan de los siete pecados capitales y don Adrián Inés Chávez traduce el significado de Wukub Kakix en su versión del Pop Wuj, como: siete vergüenzas, viva personifcación de nuestros defectos, del yo pluralizado. En el México azteca, los yoes son representaodos por los cuatrocientos surianos que caen abatidos por las flechas y el arco solar de Huitzilopochtli.
La doctrina de los muchos y el sufrimiento humano
El Ego es un libro de muchos tomos. Es innumerable como las arenas de un desierto y como las estrellas del espacio infinito. El Yo no tiene nada de divinal y no es uno, ni dos yoes dentro de la psiquis. En las antiguas escuelas de misterior, se enseñaba que el yo es múltiple y se aprendía la doctrina de los muchos a base de ejercitar el sentido de la auto observación.
Al respecto, el Buda Maitreya, Samael Aun Weor, en el capítulo IV de su «Mensaje de Navidad 1964-1965«, aclara lo siguiente: Los pseudo-ocultistas y los pseudo-esoteristas dividen el Ego en dos yoes: Yo superior y Yo inferior.
Superior e inferior es división de un mismo organismo. “Yo superior”, “Yo inferior” es todo “Ego”, todo “Yo”. El Íntimo, lo real, no es el “Yo”, trasciende todo “Yo”, está más allá de todo “Yo”. El Íntimo es el Ser; el Ser es lo real, lo atemporal, lo divinal.
El “Yo” tuvo un principio y tendrá inevitablemente un fin; todo lo que tiene un principio tiene un fin. El Ser, el Íntimo no tuvo principio, no tendrá fin. El es lo que es, lo que siempre ha sido y lo que siempre será. El “Yo” continúa después de la muerte, y retorna a este valle de lágrimas para repetir acontecimientos, satisfacer pasiones y pagar Karma”
Más adelante explica el Maestro que “El “Yo” es el origen del error y de su consecuencia que es el dolor. Mientras exista el “Yo”, existirá el dolor y el error. Nacer es dolor, morir es dolor, vivir es dolor. Dolor en la niñez, la adolescencia, la juventud, la madurez, la vejez. Todo en este mundo es dolor”.
Con justa razón el Iluminado, Siddharta Gotama, el Buda dio a conocer las cuatro nobles verdades relacionadas con el dolor, el origen del dolor, la supresión del dolor y el Octuple sendero hacia la liberación final. Es por ello que el budista piensa que la idea misma del Alma es ilusoria en el animal intelectual, en el hombre máquina. En el budismo auténtico, se comprende que la psiquis de la máquina humana es siempre cambiante, que no existe un animal intelectual que se mantenga invariable. Solo los auténticos individuos, los que han eliminado al Yo pluralizado tienen un alma que controla permanentemente sus acciones.
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