Antropología Gnóstica (parte II)

Existen en el mundo infinidad de religiones, escuelas, creencias y doctrinas. Sin embargo, el aspirante que busca el sendero de la auto liberación y que visita por primera vez las aulas de las escuelas gnósticas en Guatemala o el mundo, quizás al querer averiguar qué es gnosis, piense que con la Sabiduría Gnóstica ha hecho su aparición entre los seres humanos una nueva creencia, un nuevo tipo de doctrina o una escuela surgida a última hora, fundada por alguien deseoso de imponer su filosofía.
Esto, desde luego, es un punto de vista completamente equivocado, pues antes de que se conocieran las formas religiosas existentes actualmente en el mundo, la Gnosis existía, ya era.
Los libros hindúes, por ejemplo, desde tiempos inmemoriales hablan de la Gnosis, a la que designan con el nombre de Gupta-Vidya o sabiduría del Ser, y en la Biblia hebraica se dice de ella: «Antes que se formase el polvo del mundo y se afirmasen los cielos y las fuentes del abismo, la Sabiduría era eternamente, ya existía»…
En la antigüedad, se encuentra en el cercano Oriente, en el Mediterráneo y en los cuatro primeros siglos del Cristianismo, fue considerada como una unión más o menos casual de diversos elementos y culturas. Hoy se toma como un fenómeno que aparece y reaparece espontáneamente en la conciencia humana.
Muchos suponen todavía que las tendencias gnósticas se desarrollaron únicamente entre el seno del cristianismo primitivo, pero notables investigadores y autores de libros han desmentido tal afirmación parcial, reconociendo que la Gnosis es perenne y universal.
Entre estos investigadores encontramos a antropólogos prestigiados en el mundo académico, como Mircea Eliade o Elaine Pagels quienes afirman que comienzan a comprender que la Gnosis como sabiduría trascendental no surge (como hasta hace poco se suponía), del cercano o medio Oriente o en los primeros siglos del Cristianismo, sino que empiezan a considerarla como un fenómeno de la Conciencia misma del ser humano. Es decir, la humanidad, esté donde esté, en el Polo Norte o la Patagonia, podrá tener relación con la misma fuente del conocimiento universal por experiencia directa. Esto significa que poniéndose en contacto con las fuerzas, elementales, principios Inteligentes, y con cualquier otra manifestación de lo metafísico o psicológico de su propio Ser, su experiencia, siempre será la misma.

En este sentido la Dialéctica de la Conciencia tiene su lenguaje simbólico, muy particular, que sólo le habla a la conciencia del experimentador. No por todo esto se descarta la tradición esotérica, que como depositaria de la sapiencia cósmica, puede servir de fuente para diversas culturas de lado y lado del océano como lo sería, por ejemplo: La Atlántida.

Basta observar las diversas similitudes encontradas a los dos lados del Atlántico, en aspectos arquitectónicos, míticos, religiosos, calendáricos, etc, incluso en culturas distantes en tiempo y espacio, y veremos que nos presentan un hilo conductor, arquetípico y un hecho contundente que corrobora nuestras afirmaciones.
A este respecto, el Maestro Samael Aun Weor, como presidente fundador de esta institución y como insigne expositor de las verdades gnósticas de todos los tiempos en pleno siglo XXI, afirma lo siguiente en su libro “Mensaje de Navidad 1967-1968”: recordemos, en primer lugar, eso que muy acertadamente se llama unidad de la experiencia mística. Durante el estado de arrobamiento sagrado, todos los místicos sienten concretamente algo en común, con un sentido semejante y con lazos inconfundibles de idéntico carácter.

Consideremos, en segundo lugar, el interesantísimo caso del lenguaje místico. Mediante un juicioso estudio comparativo de religiones, hemos podido verificar que los místicos de varias edades hablan el mismo lenguaje esoterista y usan las mismas palabras. Esto está demostrando hasta la saciedad la tremenda realidad de la experiencia mística.

Mencionemos, en tercer lugar, la asombrosa concordancia de datos que, en forma muy íntima, relacionan a las místicas experiencias con las condiciones intrínsecas del mundo.

De tales condiciones puede deducirse correctamente la sensación de unidad del todo. Una nueva sensación muy peculiar de eso que se llama tiempo; la sensación de infinitud; el placer o el horror, el conocimiento íntegro del todo en la parte y, por último: la experiencia inolvidable de la vida infinita y la conciencia infinita.

Más específicamente, en el terreno de la Antropología, en su libro: La Doctrina Secreta de Anahuac, Samael Aun Weor expone: como quiera que los estudios gnósticos han progresado extraordinariamente en estos últimos tiempos, ninguna persona culta caería hoy, como antaño, en el error simplista de hacer surgir a las corrientes gnósticas de alguna exclusiva latitud espiritual.
Si bien es cierto que debemos tener en cuenta en cualquier sistema gnóstico sus elementos helenísticos, orientales, incluyendo Persia, Mesopotamia, Siria, India, Palestina, Egipto, etc. Nunca deberíamos inorar a los principios gnósticos pereptibles en los sublimes cultos religiosos de los nahuas, toltecas, aztecas, zapotecas, mayas, chibchas, incas, quechuas, etc., etc., etc., de Indoamérica.

Entonces, cuando se habla de Antropología Gnóstica, entre otros aspectos, se hace referencia a la investigación, constatación, comprensión, verificación y concienciación de los principios gnósticos latentes en los restos materiales y culturales de las civilizaciones del pasado. Se establecen relaciones, se determinan vínculos y se encuentran principios universales comunes.
Para realizar este tipo de correlaciones, necesitamos poseer la Gnosis y su dinamismo revelador. Solo así podemos penetrar en los apergaminados códices y papiros sagrados, en la sabiduría hermética de todas las edades, en las hieráticas esculturas y monolitos, en las majestuosas pirámides y sagrados templos, en el misterio oculto de los ritos y tradiciones, etc.

Es por eso que el maestro Samael Aun Weor, nos dice: Los códices mexicanos, papiros egipcios, ladrillos asirios, rollos del mar Muerto, extraños pergaminos; así como ciertos templos antiquísimos, sagrados monolitos, viejos jeroglíficos, pirámides, sepulcros milenarios, etc., ofrecen en su profundidad simbólica un sentido gnóstico que definitivamente escapa a la interpretación literal y que nunca ha tenido un valor explicativo de índole exclusivamente intelectual.

El racionalismo especulativo, en vez de enriquecer el lenguaje gnóstico, lo empobrece lamentablemente, ya que los relatos gnósticos, escritos o alegorizados en cualquier forma artística, se orientan siempre hacia el Ser.

Y es en este interesantísimo lenguaje semi-filosófico y semi-mitológico de la Gnosis, en el que se presentan una serie de invariantes extraordinarias, símbolos con fondo esotérico trascendental que en silencio dicen mucho. Bien saben los divinos y los humanos que el silencio es la elocuencia de la sabiduría.

“La Antropología materialista hace asociaciones de tipo intelectivo, saca deducciones lógicas que pueden o no estar de acuerdo con la realidad de los principios de las diferentes culturas. L
La Antropología Gnóstica, basada en reglas precisas y principios tradicionales eternos extrae la sapiencia esotérica”.

“Tenemos sistemas diferentes para la investigación. Poseemos disciplinas especiales que nos permiten poner en actividad ciertas facultades latentes en el cerebro humano, ciertos sentidos de percepción, completamente desconocidos para la ciencia”

La Gnosis es esoterismo puro, sabiduría oculta. Y es oculta –justamente- porque se esconde a los sentidos externos de la humanidad pasional, egoísta, vengativa, fornicaria, adúltera, perversa, etc. O dicho de otra forma: no es visible para la humanidad mecánica o que es esclava del Ego, del “Yo” de que habla la Psicología experimental y la Psicología Gnóstica o Psicología Rvolucionaria.

Por otro lado, la palabra esoterismo suele provocar una reacción negativa en aquellos que por primera vez la escuchan o leen. En esto ha contribuido mucho la prensa, la radio, la televisión. Particularmente, la fantasiosa literatura seudo-esoterista que tanto abunda hoy en los mercados de libros, revistas y periódicos. obras escritas por personalidades que jamás han tenido contacto con el Gnosticismo Universal y que han querido convertir en charlatanería al verdadero esoterismo, lamentablemente.
El esoterismo gnóstico es una doctrina seria con fundamentos sólidos y documentación antropológica muy precisa, que permite al estudioso verificar su continuidad en el tiempo, y le permite también evadir el intrincado laberinto de las opiniones seudo-esoteristas.
En realidad, de verdad, la Gnosis es una enseñanza cósmica que no ha salido de este o aquel personaje como doctrina, que nunca ha tenido ni tendrá ribetes personales, que no le pertenece a nadie en particular, sino que corresponde al conocimiento trascendental de todo lo que ha sido, es y será.
La palabra Gnosis puede y debe entenderse como la verdad, como la realidad, y por lo tanto -en sí misma- encierra el contenido de toda la sabiduría y conocimientos múltiples de nosotros mismos, del planeta Tierra y en general de todos los mundos, soles y galaxias que giran en rutas orbitales dentro del espacio sin límites.
La Gnosis parte de una idea absolutamente práctica, a saber: para que el conocimiento universal sea percibido como una realidad, para que se convierta en auto-gnosis, el individuo que busca el sendero, debe comprobarlo por sí mismo, por experiencia propia y directa.
Por ejemplo: la Gnosis afirma que existen las dimensiones superiores del espacio, pero no lo establece como una creencia o como un dogma. Sno como lo que es, como una realidad de la Vida Universal. Y cada quien debe comprobarla por sus propios medios, penetrando conscientemente dentro de ellas, moviéndose en su propio ámbito, palpándolas directamente, como cuando uno mete el dedo en el fuego y siente que se quema, o como cuando uno traga agua y siente que se ahoga. Y esto, obviamente, ya no es creencia, puesto que se fundamenta en eso que el gnosticismo llama experiencia mística directa.
En consecuencia, el aspirante que busca el sendero de la Gnosis podrá entonces comprobar por sí mismo, mediante la aplicación de métodos y procedimientos específicos, mediante la realización de prácticas especiales, todos los aspectos trascendentales del ser y del saber gnóstico.

Psicología profunda, Antropología, Medicina, Arte regio, Yoga trascendental, educación sexual, religión científica, Filosofía Hermética, y de manera global cualquier rama de la ciencia pura o Ciencia objetiva del Ser, está incluida en el temario que gratuitamente los estudios gnósticos al inquieto buscador de la verdad.
Entonces, la Gnosis, lejos de permanecer en una actitud estática de contemplación nos coloca como motivo dinámico de estudio y transformación. Ha surgido en distintos momentos en la historia y es creadora de culturas. Así como el Sol da su luz a todos los planetas, una misma luz (GNOSIS) dio origen a todas las filosofías y religiones ancestrales. Y aunque, en la vida cotidiana nos empeñamos en sectorizarnos, la Gnosis nos recuerda el supremo deber cósmico de regresar a nuestros orígenes: La Unidad.

Te invitamos a continuar estudiando el tema en la entrada: Antropología Gnóstica, (parte III y final)

Colaboración de César Owen
España

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