Contenido
- Introducción
- El ayuno y la purificación
- La Biblia y el poder espiritual de los ayunos
- El ayuno y el trabajo interior
- El ayuno, la relajación, el pulso y latidos del corazón
- Ayuno y ejercicio
- El ayuno en la Gnosis
- Oportunos testimonios
- El ayuno y las invocaciones de maestros espirituales
- El ayuno no lo es todo
- El ayuno que agrada a Dios
Introducción
En una anterior publicación de este blog, se hizo un profundo estudio acerca de La ciencia del ayuno. En dicha exposición, se explicó ampliamente qué es el ayuno y cuáles son sus beneficios para la salud; en especial, los relacionados con la limpieza del colon de forma natural y como método de purificación del organismo. También se explicó el riesgo de intentar limpiar el sistema digestivo mediante laxantes artificiales. Se hizo una clasificación del ayuno en semi ayunos, mini ayunos y verdaderos ayunos. Los primeros como preparatorios para irse preparando para ayunos de cuatro, cinco, siete o nueve días.
En el desarrollo de ese tema, se hizo énfasis en los enormes beneficios para la salud, no solo la del sistema digestivo sino de todo el cuerpo en general que se obtiene con los ayunos. Desde la opción de adoptar el hábito de mini ayunos de 24 horas cada cierto tiempo, hasta lograr la costumbre de practicarlos mensualmente e incluso semanalmente. Un ayuno o mini ayuno consiste en detener durante un tiempo el consumo de alimentos sólidos. En la entrada ya citada, se explica ampliamente acerca de las sustancias naturales, que combinadas con abundante agua, se recomienda ingerir. No se descarta la opción de realizar periódicamente semi ayunos, en los que se permite y aconseja el consumo de frutos u hortalizas. Esto en especial, para aquellos que aún no han aprendido a ayunar por lo menos durante 24 horas continuas. También son recomendables en determinadas circunstancias en las que no es posible o no hay predisposición orgánica para realizar un mini ayuno o ayuno de varios días.
Es muy importante, tomar el consejo de los sabios y guiarse preferentemente por la orientación o la guía de quienes ya tienen práctica en la ciencia del ayuno y tener claros los propósitos por los que se quiere ayunar. Osho, en “El equilibrio entre la mente y el cuerpo” da el siguiente consejo acerca del ayuno: “el ayuno es un medio, nunca un fin”. También es oportuno advertir que no se trata de huir del comer o del gusto por la comida y entregarse a incesantes ayunos. En tal sentido, Osho, también recomienda: “Come bien, disfruta lo más que puedas. Recuerda, la regla es que si no disfrutas la comida, comerás más para compensar. Si disfrutas la comida, comerás menos, no habrá necesidad de compensación. Si comes despacio, saboreando cada bocado, masticando bien, te involucras de lleno en el acto. Comer debería ser como una meditación”. Al respecto, Osho amplía la explicación cuando afirma que: “Una persona sana es la que está equilibrada; en todos sus actos siempre se halla en el medio. No cae en los extremos, porque éstos no crean más que ansiedad y tensiones. Cuando comes demasiado surge la ansiedad, porque el cuerpo está atiborrado. Cuando no comes suficiente, también hay ansiedad, porque el cuerpo tiene hambre”.
El ayuno y la purificación
En el presente tema, la exposición se centra en los beneficios espirituales del ayuno, en la importancia del ayuno, ya sea para la purificación espiritual, para el trabajo interior, el conocimiento del propio cuerpo, para el estudio del centro instintivo, para el dominio de la gula, para someter a prueba la continuidad de propósitos, para la meditación y desarrollo de los chacras; como apoyo para el despertar o la iluminación; como también para los trabajos en la auténtica magia (la alta magia o teúrgia). En estos casos, es aconsejable buscar épocas especiales del año, como Semana Santa, vísperas de Navidad o la época de vacaciones; como también cuando se disfruta de retiros, cursos de espiritualidad o estancias más o menos prolongadas en monasterios o áshram.
Entre las razones por las cuales se utiliza el ayuno como método de purificación espiritual está que para el trabajo interior, para el despertar y la teúrgia, el cuerpo debe tener una vibración más alta, debe estar desprovisto de toxinas, de sustancias venenosas muy pesadas que lo aprisionen a la tierra, a la materia. Es claro que en estos casos, son aconsejables los auténticos ayunos, es decir, aquellos que implican siete, nueve o hasta cuarenta días. Un símil muy apropiado para entender la importancia del ayuno para la purificación espiritual es que cuando el cuerpo no se alimenta de ningún tipo de comida, se está alimentando, pero del alimento espiritual.
Al realizar ayunos con propósitos espirituales, es aconsejable combinar sabiamente los ayunos, con la soledad y el silencio, con la penitencia, la oración consciente, la reflexión, la contemplación y la meditación. En la búsqueda de estados superiores de conciencia y de vivencias místicas trascendentales. Es conveniente también, procurarse una actitud positiva, acompañada del recto actuar, recto pensar, recto sentir. Otro aspecto a no descuidar, será el de prepararse esos días para estar en armonía con la Naturaleza y, preferentemente, estar en contacto con ella, sentir la gratitud y la compasión. Así como desconectarse del teléfono, la televisión y las redes sociales; entre otras condiciones previas para favorecer mejores resultados con el ayuno que conlleve propósitos para la purificación interior.
Los libros sagrados y las tradiciones de diferentes cosmovisiones dan especial importancia a la práctica del ayuno para la purificación; tanto después de haberse contaminado espiritualmente, como también para la debida preparación de ceremonias y danzas especiales. Diego de Landa, en su obra: “Relación de las cosas de Yucatán”, narra que, previo a la ceremonia del bautismo, los padres de los bautizados y los oficiales, practicaban tres días de ayuno y abstinencia. Ceremonias sagradas, como el baile del Palo volador, en Chichicastenango en el departamento de Quiché y el Rabinal Achí, en Rabinal, Baja Verapaz; en la república de Guatemala, exigen también de muchos días de preparación espiritual, la penitencia, la plegaria, el ayuno y la abstinencia entre los danzantes. En el libro sagrado de los quichés en particular y de los mayas, en general, el Popol Wuj, se lee que, antiguamente, los mayas hacían grandes ayunos: “eran grandes en esencia y eran grandes sus ayunos. Era su manera de agradecer su propia creación de agradecer su señorío. Por largo tiempo ayunaban y hacían penitencia delante de sus deidades” (versión de Luis Enrique Sam Colop, para el Popol Wuj, Ed Cholsamaj, 207). También se lee que en su Éxodo mítico, en el amanecer del Día Cósmico, desde oriente, desde Aztlán, Tulán o Avalon; los primeros hombres de maíz realizaban ayunos rituales. «Ayuno completo observaba Balam Ki’tze’ junto con su esposa Kaqa Palo Ja’, se llamaba la esposa. Lo mismo hacía Balam Aq’ab con su esposa, chimi Ja’, llamada. También Majuk’utaj mantenía ayuno completo junto con su esposa tz’ununi Ja’ llamada; e Ik’i Balam con Kak’ixa Ja’ que era el nombre de su esposa. Ellos eran, pues, los que ayunaban en la oscuridad en el amanecer». (Sam Colop, Popol Wuj, 151)
En el compendio del “Yoga Vásishtha” realizado por Ernesto Ballesteros Arranz, con apoyo de la sociedad de estudios Índicos orientales y publicado por Etnos, se narra la historia de un brahmán que después de presenciar un crimen, se sintió igualmente contaminado; optó por viajar a un lugar santo y someterse a rigurosas penitencias y prolongados ayunos para purificarse. En la Biblia, en el libro de Crónicas, se narra el ayuno pregonado por Josafat para lograr la victoria del pueblo de Israel ante los moabitas y amonitas quienes se vieron confundidos en batalla. Así también en Nehemías se habla de la reunión de los hijos de Israel ocasión en la que confesaron pecados e iniquidades de sus padres. En el Judaísmo, el ayuno es una práctica tradicional asociada a la tristeza y al duelo.
En ese sentido se lee en varias referencias del Nuevo Testamento acerca del ayuno, como se encuentra en el libro de Joel: “convertíos a mí con todo vuestro corazón, con ayuno y lloro y lamento” (Jl 2:12). En dicho capítulo se proclama ayuno a todo el pueblo para que pida perdón a Jehová. En el libro de Jonás se lee del ayuno que hizo el pueblo de Nínive clamando el perdón divino.
Entre los judíos, están instituidos varios ayunos nacionales; en especial, el ayuno asociado a Iom Kippur (Yom Kipur), el día sagrado de la expiación, explicada ampliamente en la entrada El misterio del Bafometo (I), de este blog. Otro ayuno nacional judío lo celebran los primogénitos, anterior al Pesaj, la Pascua judía, la fiesta de los ázimos que recuerda la salida de Egipto. La Pascua judía ocurre por la época en la que antiguamente se celebraban las fiestas de primavera. En el Cristianismo se conmemora el Drama Cósmico y que tiene profunda relación con la última cena del Señor y la fiesta de los panes sin levadura, en Jueves Santo.
En el mundo cristiano, se recomiendan ayunos en determinadas fiestas. Una de ellas en celebración del Miércoles de Ceniza, después de las fiestas de Carnaval, así como durante toda la Cuaresma, en especial, practican mini ayunos los viernes de Cuaresma. Muchos cristianos de las diferentes denominaciones, durante esos días optan por los semi ayunos, es decir, evitan las carnes y se alimentan solo de vegetales. Otros, en la dieta de esos días, no excluyen el pescado; que en este caso no tendrá todos los beneficios de un auténtico semi ayuno y estrictamente hablando deja de ser un semi ayuno.
En este sentido, como bien lo explica Gurdjieff, en “El Todo y de todo”, un “ayuno” de este tipo ya no permite a los practicantes experimentar ningún tipo especial de choque consciente por el cambio vibracional derivado de la práctica de un auténtico ayuno o semi ayuno. El venerable maestro G. explica en dicha obra que los primitivos cristianos practicaban el ayuno por la época de Pascua, con el propósito de disminuir el efecto de las fuerzas de primavera o fuerzas de Enoch. Dichas fuerzas, por esos días, se expresan en toda su potencia. Se acumulan especialmente en la carne delos animales, en forma de toxinas. El ser humano, al consumir carne animal, ingiere esos tóxicos o sustancias nocivas, que entre otros efectos, rebajas su frecuencia vibratoria. La psiquis es nutrida con hidrógenos o energías muy pesadas y en consecuencia, fácilmente es víctima de la expresión del Ego, de las bajas pasiones y de la fornicación.
La Biblia y el poder espiritual de los ayunos
Las sagradas escrituras hebreas y cristianas narran diversos acontecimientos extraordinarios relacionados con el ayuno. Ya se narró el que se relaciona con el semi ayuno de Daniel en la corte de Nabuconodosor. En el libro de Ester, se narra un ayuno de tres días que realizan todos los judíos a pedido de la reina Ester. El propósito del ayuno es lograr que el rey Asuero cambie la orden de exterminar a todos los judíos de la región entre la India y Etiopía, reino de Asuero: “ve y reúne a todos los judíos que se hallan en Susa, y ayunen por mí, noche y día; yo también con mis doncellas ayunaré igualmente…”
En el capítulo 17 del Evangelio de Mateo, hay un pasaje particularmente interesante acerca del poder espiritual del ayuno, incluso para poderosos trabajos de magia blanca, como el que ahí se narra: 14 Cuando llegaron al gentío, vino a él un hombre que se arrodilló delante de él, diciendo: 15 Señor, ten misericordia de mi hijo, que es lunático, y padece muchísimo; porque muchas veces cae en el fuego, y muchas en el agua. 16 Y lo he traído a tus discípulos, pero no le han podido sanar. 17 Respondiendo Jesús, dijo: ¡Oh generación incrédula y perversa! ¿Hasta cuándo he de estar con vosotros? ¿Hasta cuándo os he de soportar? Traédmelo acá. 18 Y reprendió Jesús al demonio, el cual salió del muchacho, y éste quedó sano desde aquella hora. 19 Viniendo entonces los discípulos a Jesús, aparte, dijeron: ¿Por qué nosotros no pudimos echarlo fuera? 20 Jesús les dijo: Por vuestra poca fe; porque de cierto os digo, que si tuviereis fe como un grano de mostaza, diréis a este monte: Pásate de aquí allá, y se pasará; y nada os será imposible. 21 Pero este género no sale sino con oración y ayuno.
El ayuno y el trabajo interior
A mediados del siglo XX, Pedro Ouspensky, escribió un libro que narra los ocho años que estuvo trabajando fuertemente sobre sí, en una escuela de Cuarto camino, como discípulo de George Ivanovich Gurdijeff (el maestro G o simplemente G). Esa obra se titula: Fragmentos de una enseñanza desconocida o En búsqueda de lo milagroso, según sea la traducción y editorial responsable. En dicha obra hace una breve descripción de cómo relacionar miniayunos con ejercicios respiratorios y la oración para disciplinar la atención, de manera que lograr con más eficacia la capacidad de “estar en el aquí y ahora” y alcanzar estados superiores de conciencia:
“Apoyándome en cierta experiencia en esta dirección, que había tenido antes, comencé a ejercitarme muy seriamente. Llevé a cabo una serie de ayunos de corta duración pero muy intensos. Los llamo «intensos» porque de ninguna manera ayunaba por razones de salud; por el contrario, trataba de dar a mi organismo los choques más fuertes posibles. Además, me puse a «respirar» según un sistema preciso que, aplicado al mismo tiempo que el ayuno, me había dado antes interesantes resultados psicológicos; también me ejercitaba en la «repetición» según los métodos de la «oración mental», que antes me había ayudado mucho a concentrarme y a observarme. En fin, me entregué a una serie de ejercicios mentales, bastante difíciles, para disciplinar mi atención. No voy a describir estos ejercicios; no los emprendí, después de todo, sino para tantear el terreno, sin saber exactamente adonde me podrían conducir”.
“Mas en conjunto, todos estos esfuerzos, así como nuestras conversaciones y nuestras reuniones, me mantenían en un estado de tensión desacostumbrada, y de esta manera me prepararon, en gran parte, para la serie de experiencias extraordinarias por las cuales iba a pasar. En efecto, G. cumplió su palabra: vi «hechos», y comprendí simultáneamente lo que él tenía en mente cuando dijo que antes de los hechos eran necesarios muchos otros elementos. Los otros elementos eran una mejor preparación, una comprensión más profunda de ciertas ideas, y la necesidad de encontrarse en cierto estado. La necesidad de este estado, que es emocional, es seguramente la menos reconocida, quiero decir que no comprendemos que tal estado es indispensable, y que sin él los «hechos» son imposibles”.
El ayuno, la relajación, el pulso y latidos del corazón
A continuación otro relato de Ouspensky acerca de las enseñanzas de G y que tienen relación con el ayuno. No está demás mencionar que es sabido que muchos yogúis y budistas tienen la capacidad de controlar a voluntad los latidos de su corazón.
“Uno de los ejercicios más interesantes era el de la «sensación circular», como lo llamaba G. Un hombre se echa de espaldas. Después de haber soltado todos los músculos, concentrando su atención, trata de tener la sensación de su nariz. Cuando lo logra, lleva la atención a la oreja derecha; una vez que la ha «sentido» lleva la atención al pie derecho, luego del pie derecho al pie izquierdo, luego a la mano izquierda, luego a la oreja izquierda, nuevamente a la nariz y así sucesivamente”.
“Todo esto me interesaba particularmente, porque ciertos experimentos me habían llevado antes a la conclusión de que los estados físicos que están ligados a nuevas impresiones psíquicas comienzan con la sensación del pulso en todo el cuerpo, lo que nunca sentimos en las condiciones ordinarias. En este caso, el pulso se siente de inmediato como un solo latido en todas las partes del cuerpo. En mis experimentos personales, obtenía esta «sensación» de una pulsación en todo el cuerpo, por ejemplo después de ciertos ejercicios de respiración combinados con varios días de ayuno. Estos experimentos no me llevaban a ningún otro resultado definido, pero guardaba la profunda convicción de que el control sobre el cuerpo comienza por el control sobre el pulso. Al adquirir por poco tiempo la posibilidad de regular, acelerar o disminuir el pulso, era capaz de acelerar o disminuir los latidos del corazón, lo que a su vez, me dio interesantes resultados psicológicos. En general, constaté que el control sobre el corazón no podía provenir de los mismos músculos del corazón, sino que dependía del control del pulso correspondiente a la «gran circulación», y G. me lo había hecho comprender bien al precisar que el control sobre el «corazón izquierdo» depende del control de la tensión de los músculos; pues si no poseemos ese control, es ante todo por la mala e irregular tensión de los diversos grupos de músculos”.
“Habíamos comenzado a practicar los ejercicios de relajamiento muscular y nos llevaron a resultados muy interesantes. Así, uno de nosotros se encontró capacitado de repente para hacer desaparecer un dolor neurálgico en su brazo. Por otra parte, el relajamiento muscular tenía una inmensa repercusión en el sueño verdadero, y cualquiera que hiciera seriamente estos ejercicios no tardaba en darse cuenta de que dormía mucho mejor, necesitando menos horas de sueño”.
Ayuno y ejercicio
Pedro Ouspensky, en su obra: “Fragmentos de una enseñanza desconocida”, amplía la importancia del ayuno y explica que con la adecuada ayuda de un maestro competente, es posible combinar el ayuno con el ejercicio físico. A continuación, lo que narra Ouspensky al respecto: “Durante el mismo período en Essentuki, entre otras cosas G. nos hizo hacer un pequeño experimento de ayuno. Anteriormente yo había hecho experimentos de este género, y me eran en gran parte familiares. Pero para muchos otros, era nueva esta impresión de días interminables, de vacío total, de la futilidad de la existencia. —Bien, dijo uno de nosotros, ahora veo muy claramente por qué vivimos y el lugar que tiene el alimento en nuestras vidas.» Pero en cuanto a mí, lo que me interesaba particularmente, era constatar el lugar que tenía en la vida el parlotear. A mis ojos, este primer ayuno se reducía para cada uno a charlar sin parar sobre el ayuno, durante varios días: » dicho de otra manera, cada uno hablaba de sí mismo. A este respecto, recordé viejas conversaciones que había tenido con uno de mis amigos en Moscú sobre el hecho de que el silencio voluntario debía ser la disciplina más severa a la cual un hombre pudiera someterse”.
“El breve ayuno de que he hablado se acompañaba también con ejercicios especiales. Desde el comienzo, G. explicó que la dificultad en el ayuno consistía en no dejar sin usar las substancias que se elaboran en el organismo para la digestión de los alimentos. —Estas substancias, dijo, son soluciones muy concentradas. Y si no se les presta atención, envenenan el organismo. Deben ser utilizadas hasta agotarlas. Pero ¿cómo agotarlas si el organismo no toma ningún alimento? Sólo con un aumento de trabajo, con un exceso de transpiración. La gente comete un temible error cuando se pone a «ahorrar sus fuerzas», a hacer la menor cantidad posible de movimientos, etc… mientras ayuna. Por el contrario, hay que gastar la mayor cantidad posible de energía. Sólo entonces el ayuno puede ser de provecho.» Cuando comenzamos nuestro ayuno, G. no nos dejó en paz ni un solo segundo. Nos hacía correr en pleno calor unos tres o cuatro kilómetros, o quedarnos con los brazos extendidos, o marcar el paso a un ritmo acelerado, o ejecutar toda una serie de curiosos ejercicios de gimnasia que él nos enseñaba”.
“Durante todo este ayuno, G. insistía sin cesar en que estos ejercicios no eran los verdaderos, sino simplemente preliminares y preparatorios. Con relación a lo que G. decía referente a la respiración y a la fatiga, hice un experimento que me explicó muchas cosas, particularmente porque es tan difícil llegar a algo en las condiciones ordinarias de la vida. Con relación a lo que G. decía referente a la respiración y a la fatiga, hice un experimento que me explicó muchas cosas, particularmente porque es tan difícil llegar a algo en las condiciones ordinarias de la vida”.
“Había ido a un cuarto donde nadie me podía ver y me puse a marcar el paso a un ritmo acelerado, tratando al mismo tiempo de regular mi respiración mientras contaba: aspiraba durante un cierto número de pasos, y espiraba durante otro número de pasos. Al cabo de cierto tiempo, cuando estaba un poco cansado, me di cuenta, o para ser más exacto sentí muy claramente, que mi respiración se había vuelto artificial e inestable. Sentí que en pocos segundos más sería incapaz de respirar de esa manera continuando marcando el paso, y que mi respiración normal — acelerada por supuesto — volvería a tomar el mando a pesar de la cuenta. Se me hacía cada vez más difícil continuar respirando y marcando el paso sin dejar de observar la cuenta de las respiraciones y de los pasos. Estaba bañado en sudor, mi cabeza comenzaba a dar vueltas y pensé que me iba a caer. Desesperaba por obtener el más mínimo resultado y estaba a punto de detenerme, cuando de repente me pareció que algo se rompía o se desplazaba dentro de mí; entonces mi respiración regresó tranquila y normalmente al ritmo que yo quería, pero sin ningún esfuerzo de mi parte, y sin dejar de procurarme la cantidad de aire que necesitaba. Era una sensación extraordinaria, y de lo más agradable. Cerré los ojos y continué marcando el paso, respirando cómoda y libremente; me parecía que una fuerza crecía en mí y que yo me volvía más ligero y más vigoroso. Pensé que si pudiera correr de esta durante cierto tiempo, obtendría resultados todavía más interesantes, porque habían comenzado a invadir mi cuerpo olas de temblorosa alegría. Y esto — lo sabía por mis experimentos anteriores — precedía siempre lo que yo llamaba la apertura de la conciencia interior”.
“Pero justo en ese momento alguien entró en el cuarto y me detuve. Mi corazón latió muy fuertemente durante mucho tiempo, pero esto no me era desagradable. Había marcado el paso y respirado durante más o menos media hora. No aconsejaría este ejercicio a las personas de corazón débil. En todo caso, este experimento me enseñó con precisión que un ejercicio dado podía ser transferido al centro motor, o dicho de otra manera que era posible hacer trabajar al centro motor de una manera nueva. Al mismo tiempo, me había convencido de que la condición de esta transferencia era una fatiga extrema. Se comienza un ejercicio con la cabeza; y es sólo cuando se llega al último estado de fatiga, que el control puede pasar al centro motor. Eso explicaba las palabras de G. sobre los «super-esfuerzos», y hacía inteligibles sus últimas recomendaciones. Pero después, a pesar de los esfuerzos que hice, no llegué a repetir más este experimento, es decir a provocar las mismas sensaciones. Es verdad que el ayuno había terminado y que el éxito de mi experimento se debía en gran parte a éste. Cuando le conté a G. lo que había experimentado, me dijo que sin un trabajo general, sin un trabajo del organismo entero, tales hechos sólo podían suceder por accidente. Más tarde, les oí, a los que estudiaban con G. las danzas y los movimientos de derviche, describir varias veces experiencias muy parecidas a la mía”. (Ouspensky)
El ayuno en la Gnosis
En los estudios gnósticos es de particular importancia que el estudiante comprenda la importancia que tiene el ayuno. El valor del ayuno es multidimensional y se relaciona en primer lugar con el cuerpo físico y el centro instintivo. La Gnosis, enseña la importancia del conocimiento propio del ser humano, el auto conocimiento. El ayuno es un excelente recurso didáctico para que el estudiante aprenda a conocerse a sí mismo y que aprenda a seleccionar lo que come. En este sentido, Samael Aun Weor enseña que es importante aprender a seleccionar lo que comemos, lo que respiramos y lo que pensamos.
Continuando con las explicaciones que da el venerable maestro Samael Aun Weor acerca de la ciencia del ayuno, en su obra: El Cristo Social, nos enseña acerca de los enormes beneficios para la salud que derivan de la práctica del ayuno de nueve días: “hay muchas personas que han estudiado la ciencia del ayuno. Muchas enfermedades pueden ser curadas mediante el ayuno, el organismo humano dispone de magníficas reservas de vitalidad que sólo necesitan de libertad de acción. El ayuno libera esas fuerzas vitales para que sanen los órganos enfermos. Es aconsejable practicar un ayuno de nueve días sin comer absolutamente nada. Durante ese ayuno sólo se debe beber agua pura. El resultado suele ser maravilloso, el organismo se desintoxica durante el ayuno y las fuerzas vitales de reserva lo curan totalmente.
Afirma además el maestro lo siguiente: “Nosotros aconsejamos la ciencia del ayuno para sanar de las peores enfermedades… Es necesario abandonar la mecanicidad durante el acto de comer, realmente conviene concentrarnos en los alimentos que estamos comiendo, a fin de que la mente trabaje armoniosamente produciendo por medio del cerebro todos los elementos bioquímicos necesarios para la digestión”.
Fernando Salazar Bañol, en su obra: En el corazón del maestro, comenta una forma de semiayunos que realizaba el maestro Samael Aun Weor: “La alimentación del Maestro Samael era hecha de acuerdo con las indicaciones dadas por su Madre Divina, desde los planos Internos. Si, por ejemplo, como aconteció en cierta época, tenía que comer solamente frutas durante un mes, para purificar su cuerpo, así lo hacía. Samael siempre obedeció rigurosamente todas las orientaciones dadas por su Madre Kundalini”.
En su conferencia: La salud del cuerpo físico, El Avatar de la Era de Acuario, explica lo siguiente: “Es necesario, siquiera una vez al año, hacer un ayuno científico, con el propósito de limpiar el estómago. Si ustedes quieren una forma de ayuno esotérico y científico, exacto (para depurar el organismo, limpiarlo de toda clase de podredumbre, putrefacción y suciedades), háganlo en la siguiente forma: siete días (óiganlo bien) cada año, una vez al año. Durante el ayuno se comen ajos, pero ajos puros, limpios, sin cocinarlos; así, al natural, crudos, y jugo de limón. Los hombres podrán tomar, jugo de limón puro, sin mezclar con agua, pues una vez al día, y el resto pueden mezclar agua con limón. Las mujeres, pues, pura agua con limón (mezcladita, no el limón puro, mezcladita con agua). Ellas usarán menos limón y más agua, porque la mujer para el (limón es un poco delicada; el cuerpo de la mujer, no está lo mismo hecho para el limón que el del hombre. Cuando mucho, unas gotitas de limón entre el agua y ya, nada más”.
“Tampoco quiero que comiencen ustedes con un ayuno fuerte, no. Por ejemplo, pueden practicar (si quieren ustedes) un ayuno de esta clase, un solo día nada más. Durante el día, harán ustedes sus tres buenas comidas con puros «diente de ajo, una bebida fuerte de limón al levantarse y el resto del día agua con, limón las mujeres, únicamente un poquito, unas gotitas de limón entre el agua, y durante el día, sus vasos de agua con limón y «dientes de ajo”. Tal ayuno, una sola vez un día nada más”.
“Es claro que el limón y el ajo van a acabar con todas las putrefacciones que se forman en el intestino, producto de los diversos alimentos; van a acabar con los parásitos intestinales, que los hay por montones en el estómago y en los intestinos, etc., etc., etc.; van a hacer una limpieza, porque el estómago es como la raíz de donde se nutre todo el árbol del organismo y hay que limpiarlo. Empiecen ustedes, pues, con un día de ayuno durante el año, en el año siguiente dos días (con este tipo de ayuno), tres al siguiente y así, cada año, le van aumentando un día hasta llegar a nueve. Después de nueve años, ya pueden ustedes seguir con ayunos de nueve días cada año (cada año nueve días), a base de limón y ajos, y yo les garantizo a ustedes que pueden llegar a rejuvenecer el organismo, y los que están jóvenes pueden mantenerse jóvenes, así, durante muchísimos años. La vejez no es sino desgaste y nada más que desgaste de células orgánicas; o mejor dicho: uno gasta las células, las deteriora miserablemente y no reconstruíamos el organismo por ignorancia. Pero teniendo uno sabiduría, puede (perfectamente) estar creando nuevas células y mantenerse joven, y si esta viejo, recobrar la juventud. No olviden que ustedes pueden escoger: siete días de ayuno, o nueve. ¡Ustedes elijan, elijan, elijan, hasta que lleguen al máximum!”
Entre las leyendas asociadas a los peregrinos del Sumum Supremum Sanctuarium de la Sierra Nevada se cuenta que en el caso de aquellos estudiantes gnósticos fuertemente habituados al intelectualismo y con dificultades para desarrollar la intuición, el maestro los motivaba a realizar retiros en el Sumun y practicar ayunos prolongados, incluso hasta de cuarenta días. Es innegable que después de años de comer tanta basura, las toxinas acumuladas en el colon inciden negativamente en los chacras del bajo vientre estimulando su actividad. Además que la pesadez de esa región recargará la presencia de hidrógenos pesados en la psiquis que impulsarán a las personas a la materialidad y al inframundo. En sentido inverso, el ayuno frecuente liberará esos hidrógenos pesados y propiciará la liberación de la psiquis atascada en las esferas inferiores.
El Avatar de Acuario en su obra “El Mensaje de Acuario” indica que: “F + A = C. Fuego más agua, igual conciencia. El fuego y el agua producen el despertar de la conciencia cósmica. Entonces profetizamos por mil doscientos y sesenta días vestidos de sacos y de cilicios, haciendo ayuno y penitencia”. Cuenta también el Kalki Avatar, en el Mensaje de Navidad 1964-65 que en la antigua Babilonia, el “muy santo”, “enviado de lo Alto”, Ashyata Shiemash, “hizo tres tremendos ayunos de cuarenta días cada uno acompañado de sufrimiento intencional y voluntario. El primer ayuno él lo dedicó a la oración y a la meditación. El segunda ayuno fue dedicado a revisar toda su vida y las vidas pasadas. El tercer ayuno fue el definitivo, fue dedicado a acabar con la asociación mecánica de la mente, no comió y solo bebió agua y cada media hora se arrancaba dos pelos del pecho”.
En Magia Crística Azteca, el Verbo de Dios, afirma que: “Ketzalcoatl es el Cristo Cósmico nawa que en el año Ce Akatl (895) encarnó en el hogar de Iztakmixkoatl y Chimalma. De naturaleza mística y austera, muy joven comenzó a practicar el ayuno y la penitencia”. En dicha obra, Samael Aun Weor, explica además que: los tlamatinime acudían al ayuno en los templos para iniciar neófitos: “Preparado por el ayuno, el recogimiento y la oración, el candidato a la ordalía era sentado cómodamente en el templo donde permanecía con los ojos cerrados”.
Oportunos testimonios
A continuación, un testimonio interesante para un ayuno de seis días. Quien da el testimonio explica que ha ido subiendo gradualmente, un día más la duración de ayunos cada seis meses: “Ayer terminé mi primer ayuno del año que fue de 6 días. Cada vez me impresiona más el efecto sanador del ayuno y no hablo del cuerpo sino del alma. Yo sueño muy esporádicamente. Sin embargo desde el tercer día de ayuno empecé a tener muchísimos sueños cada noche, uno tras otro… y me despertaba asombrada de estar soñando tanto, volvía a dormir y volvía a soñar. Después de tres días de sueños, caí en cuenta que había un sueño recurrente, con distintos matices pero era el mismo tema. Medité al respecto y descubrí que «allí» había algo que resolver. Ese día, que fue el quinto de ayuno, tomé una decisión al respecto. Esa noche, tuve un sueño en el que me mostraba la situación resuelta… y anoche… ya no soñé nada al respecto y solo tuve una noche muchísimo más tranquila…”
“Cada día de ayuno siento un silencio interior para el que no necesito sentarme a meditar… llega solo, como si al no comer se apagara un motor interno. Si a eso añadimos la limpieza que se hace del organismo, pues no me cabe la menor duda de que es una de las mejores prácticas que podemos realizar. Indra Devi recomendaba hacerlo por lo menos una vez cada semestre o «cuando tuvieras una decisión importante qué tomar».
“Yo lo hice completo. Solo tomaba agua, agua con limón. Si te sientes débil tomas agua con limón y miel dos veces al día. Después del 3er. Día, caldo de hierbas con sal, pero sin comerte la hierba”. (I.L)
Un estudiante gnóstico, narra su experiencia durante nueve días de ayuno en condiciones naturales especiales, entre la selva amazónica en el monasterio gnóstico de Leticia. Entre los asombrosos cambios que pudo experimentar, fueron los del desarrollo impresionante de la agudeza de sus sentidos, durante los días del ayuno, podía escuchar sonidos imperceptibles en condiciones usuales y su capacidad olfativa se desarrolló asombrosamente.
El ayuno y las invocaciones de maestros espirituales
En su obra El Cristo Social, Samael Aun Weor afirma: “Nosotros aconsejamos el ayuno, la meditación y la oración para obtener materializaciones de grandes maestros”. En forma similar, el Buda Maitreya, explica en el Tratado de Medicina Oculta y Magia Práctica que para trabajos de alta magia, en particular la invocación a genios planetarios, para ser merecedor que se materialicen en el mundo físico coros de ángeles, previamente, es imprescindible realizar intensos ayunos.
Y, nuevamente, en El Cristo Social, amplía dicha explicación: “En el mundo de las inquietudes espirituales se habla mucho de materializaciones de mahatmas, esas materializaciones son posibles con el ayuno, más la meditación y la oración. El cuerpo planetario, (cuerpo físico), vibra normalmente con las siete notas de la escala musical Do- Re- Mi- Fa- Sol- La- Si. Dicha escala puede repetirse en octavas superiores desde el Do hasta el Si. Normalmente los ángeles y mahatmas viven en una octava superior y por ello son invisibles para los ojos físicos, empero nosotros podemos elevar la tasa de vibraciones de nuestro cuerpo planetario, (cuerpo físico), Para pasarlo a la octava superior musical donde viven los ángeles y mahatmas”.
“Quien quiera elevar la tasa de vibraciones del cuerpo físico para pasarlo a la octava superior, debe utilizar para ello el ayuno, el silencio, la oración, la meditación, y el buen incienso, se hace necesario quemar buen incienso dentro de su recámara, y no hablar con nadie durante el ayuno. Se hace necesario concentrase únicamente en el ángel o maestro con el cual deseamos relacionarnos, así se eleva nuestra tasa de vibraciones y pasamos a una octava musical superior, entonces nosotros subimos y el maestro baja para platicar con nosotros, así se obtienen las famosas materializaciones de que tanto se habla en la literatura ocultista, teosofista, etc., etc., etc”.
De nuevo, en el Tratado de Medicina Oculto y Magia Práctica, Samael Aun Weor, explica que: “Se debe hacer un ayuno de nueve días. Durante el ayuno se debe beber agua pura con miel de abeja y limón. La invocación se hará en el noveno día del ayuno. El agua pura endulzada con miel de abeja y algunas gotas de limón, hace posible el ayuno. Los ángeles auxilian de acuerdo con la Ley y hasta donde ésta lo permita. El auxilio que los ángeles nos brindan, se procesa de acuerdo con la Ley y nunca de acuerdo con nuestros caprichos meramente personales. Cuando no se nos concede algo, es porque debemos pagar lo que debemos y entonces en vez de protestar, debemos inclinarnos humildemente ante el veredicto de la Ley”. Respecto del enorme poder en la alta magia, ya se hizo mención con antelación al pasaje del Nuevo Testamento en que Jesús advierte que ciertos trabajos para liberar “posesos”, se requiere de mucho ayuno y oración.
El ayuno no lo es todo
Sin embargo, no se trata de fanatizarse, ni de ver el ayuno como la vía para la auto realización íntima del Ser. Por eso, en su obra: “la Revolución de la Dialéctica”, el maestro nos advierte que: “Conocemos fariseos que hacen tremendos ayunos y espantosas penitencias, están muy seguros de ser justos y sabios, pero sus víctimas lloran lo indecible. Casi siempre son sus mujeres, sus hijos, las víctimas inocentes de sus maldades, pero ellos continúan con sus sagrados ejercicios, convencidos de ser justos y santos”. Muy oportuna resulta la lectura de la parábola del publicano y del fariseo:
«Dos hombres subieron al Templo a orar; uno era Fariseo y el otro Publicano. El Fariseo, puesto en pie oraba consigo mismo de esta manera: Dios, te doy gracias porque no soy como los demás hombres, ladrones, injustos, adúlteros, ni aún como este Publicano; Ayuno dos veces a la semana, doy diezmo de todo lo que gano. Más el Publicano estando lejos, no quería ni alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho diciendo: «Dios sé propicio a mí, pecador». Os digo que éste descendió a su casa justificado antes que el otro; porque cualquiera que se enaltece será humillado; y el que se humilla será enaltecido». (Lucas XVIII, 10-14)
También, en Rosa Ignea, el avatara advierte que: “ya conociste hijo mío, al griego y al romano, tomaste parte en todos los éxodos bíblicos y los austeros Sacerdotes de todas las religiones de la tierra apenas te brindaron el consuelo de un día. Llevaste silicios, ayunos y penitencias, y pórticos de todos los Templos de todas las religiones de la tierra apenas pudieron consolar tu adolorido corazón, pero el aguijón del tiempo te despertó a duras asperezas de la existencia, y no pudiste encontrar en tu camino ningún viandante que te pudiera consolar”.
Explica también el Kalki Avatar que el ayuno, a pesar de todos los beneficios que proporciona al practicante, tampoco nos lleva a la auto realización íntima del Ser. “El Señor Lahiri Lahasaya había vivido durante muchas reencarnaciones en los Himalayas dedicado a la vida contemplativa. Empero no se había realizado a pesar de tantas penitencias y ayunos. El Señor Lahiri Lahasaya sólo vino a realizarse a fondo, cuando se casó. Y es que, tal como lo explica en su obra “La Gran Rebelión”: “El Cristo Intimo, la palabra, el Logos Creador viviendo siempre en constante actividad tiene que eliminar en nuestro interior, en sí mismo y por sí mismo los elementos indeseables de la inercia, de la pereza, del estancamiento. El Señor de perfección acostumbrado a todos los ayunos, templado, jamás amigo de borracheras y de grandes banqueteos tiene que eliminar de sí mismo los abominables elementos de la gula”.
El ayuno que agrada a Dios
Para finalizar esta entrada, es pertinente, volver a citar el Antiguo Testamento, donde se encuentran unos versículos del libro de Isaías, muy alusivos a lo que se ha venido abordando respecto del ayuno, de que este, tal como se concibe, como evitar el consumo de alimentos durante algún tiempo. En realidad, el concepto holístico del ayuno va más allá. Va por ejemplo en el orden de aprender a no quejarse, aprender a no “comer prójimo”, es decir, no hablar mal de los ausentes; no seguir agrediendo verbalmente a determinada persona, no seguir deseando al automóvil, la casa o la pareja del otro. En síntesis: no darle alimento al Ego. Copio a continuación los versículos correspondientes del capítulo 58 del libro de Isaías: El verdadero ayuno.
“Clama a voz en cuello, no te detengas; alza tu voz como trompeta, y anuncia a mi pueblo su rebelión, y a la casa de Jacob su pecado. Que me buscan cada día, y quieren saber mis caminos, como gente que hubiese hecho justicia, y que no hubiese dejado la ley de su Dios; me piden justos juicios, y quieren acercarse a Dios. ¿Por qué, dicen, ayunamos, y no hiciste caso; humillamos nuestras almas, y no te diste por entendido? He aquí que en el día de tu ayuno buscas tu propio gusto, y oprimes a todos tus trabajadores. He aquí que para contiendas y debates ayunas y para herir con el puño inicuamente; no ayunas como hoy, para que tu voz sea oída en lo alto. ¿Es tal el ayuno que yo escogí, que de día aflija el hombre su alma, que incline su cabeza como junco, y haga cama de cilicio y de ceniza? ¿Llamarás esto ayuno, y día agradable a Jehová? “
“¿No es más bien el ayuno que yo escogí, desatar las ligaduras de impiedad, soltar las cargas de opresión, y dejar ir libres a los quebrantados, y que rompas todo yugo? ¿No es que partas tu pan con el hambriento, y a los pobres errantes albergues en casa; que cuando veas al desnudo, lo cubras, y no te escondas de tu hermano? Entonces nacerá tu luz como el alba, y tu salvación se dejará ver pronto; e irá tu justicia delante de ti, y la gloria de Jehová será tu retaguardia”.
“Entonces invocarás, y te oirá Jehová; clamarás, y dirá él: Heme aquí. Si quitares de en medio de ti el yugo, el dedo amenazador, y el hablar vanidad; y si dieres tu pan al hambriento, y saciares al alma afligida, en las tinieblas nacerá tu luz, y tu oscuridad será como el mediodía. Jehová te pastoreará siempre, y en las sequías saciará tu alma, y dará vigor a tus huesos; y serás como huerto de riego, y como manantial de aguas, cuyas aguas nunca faltan. Y los tuyos edificarán las ruinas antiguas; los cimientos de generación y generación levantarás, y serás llamado reparador de portillos, restaurador de calzadas para habitar”. (Is 58: 1 – 12)